El cazador no daba crédito a lo que veía cuando se acercó a lo que parecía en un primer momento un macho con una extraña cuerna, de los que a él le gustan, según ha contado a jaraysedal.es.
5/6/2017 | Redacción JyS
El pasado sábado, Gonzalo Bravo se dispuso a cazar un corzo en la provincia de Segovia. Tal y como relata a jaraysedal.es, la noche anterior había llovido en la zona y el día se presentaba perfecto para ir tras los duendes.
Según llegó al coto a las seis de la mañana, un corzo joven lo recibió a pocos metros del coche, pero no era destacable, por lo que continuó andando. A escasa distancia, una corza junto a su cría le deleitaban comiendo en una siembra. El cazador, tras disfrutar de las vistas iniciales, decidió continuar hasta llegar a la linde de unas siembras que limitan con un tupido monte. Una vez llegó, se sentó a esperar si algún corzo se decidía a salir a ellas.
Cuando el sol se encontraba encima de la siembra, nuestro protagonista decidió empezar a andar por el límite de esta, intentando levantar algún ejemplar. De repente, cuando Bravo llevaba alrededor de veinte minutos caminando, divisó algo que se movía en medio del cultivo.
Gonzalo cogió sus prismáticos y observó lo que parecía una corza, pero para su sorpresa vio cómo su comportamiento era similar al de un macho marcando el territorio. En ese momento, como los aumentos de los binoculares no eran capaces de mostrar nada más relevante entre las orejas del animal, Bravo apoyó el rifle en su morral y miró a través de los doce aumentos de su visor. Entonces lo vio, se trataba de un corzo de los llamados ‘unicornios’.
En ese instante Bravo decidió acercarse para corroborar de lo que tenía delante, ya que según asegura, es un amante de los corzos raros. Pero al bordear la siembra hubo un momento de incertidumbre, no logrando localizar de nuevo al animal. De repente, a 90 metros volvió a encontrarlo frente a frente. El animal empezó a acercarse mostrando la curiosidad característica de la especie.
Finalmente, tras algún momento de incertidumbre, el corzo mostró la paletilla al cazador que aprovechó para tumbarse y disparar. El tiro fue certero y el animal cayó al instante.
Aquí es cuando vino lo más interesante. El afortunado cazador se dirigió hacia el animal para contemplar el extraño trofeo que acababa de abatir. Sin embargo, al llegar al lugar se encontró con algo sorprendente: ¡era una corza!
El extraño trofeo ha levantado la expectación de todos los cazadores de la zona, según nos cuenta Bravo. ¡No es para menos!
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