Las fiestas en honor a San Sebastián, patrón de esta localidad de Valencia, se han celebrado nuevamente con gran fervor, y los cazadores locales han sido, una vez más, protagonistas destacados de esta entrañable tradición. Bajo la dirección de Carmen Campillo, presidenta del club de cazadores local, la comunidad rindió un emotivo homenaje al santo, con actividades que combinan devoción, tradición y unión vecinal.

Una tradición con raíces históricas

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La festividad en honor a San Sebastián tiene sus orígenes siglos atrás, cuando los vecinos comenzaron a rendir culto al santo como protector contra las epidemias y los desastres naturales. Con el tiempo, estas celebraciones adquirieron un carácter propio, integrando elementos culturales y costumbristas que han perdurado hasta la actualidad. Entre ellos, destaca la participación activa de los cazadores, quienes, con sus salvas de fogueo, simbolizan el respeto y la devoción de la comunidad hacia su patrón.

El evento, que congregó a numerosos vecinos y visitantes, incluyó las tradicionales salvas de fogueo ejecutadas por los miembros del club de cazadores desde el balcón del ayuntamiento y en puntos estratégicos del recorrido de la procesión del santo. Cada disparo resonó como un eco de la historia y el compromiso con una tradición que ha sido transmitida de generación en generación.

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Protagonismo femenino en la caza

Un aspecto especialmente significativo de este año fue la presencia activa de mujeres cazadoras, como Carmen Campillo, Amparo Herrero y Verónica Queralt, quienes, desde el balcón municipal, demostraron que la caza y la tradición también son espacios de inclusión y liderazgo femenino. Su participación no solo reafirma el papel esencial del colectivo de cazadores en estas festividades, sino que también simboliza la evolución y modernización de este ámbito, históricamente predominado por hombres.

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La festividad no solo gira en torno a la procesión y las salvas de fogueo, sino que también convierte cada rincón del municipio en un escenario de convivencia. Calles adornadas, actividades culturales y gastronómicas, y momentos de encuentro entre vecinos y visitantes crean un ambiente único de unión y alegría. Este espíritu colectivo refuerza el vínculo entre los habitantes del pueblo y su historia, mostrando cómo las tradiciones pueden ser un motor de cohesión social.

Preservando la memoria cultural

La presencia del club de cazadores en las fiestas de San Sebastián es un ejemplo de cómo las comunidades rurales logran mantener vivas sus raíces culturales. A través de actividades como las salvas, los vecinos rinden homenaje a sus antepasados y transmiten a las nuevas generaciones el valor de respetar y preservar las tradiciones locales.

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La festividad de este año no solo destacó por la impecable organización, sino también por el fervor y la emoción con los que fue vivida. La implicación de los cazadores, liderados por Carmen Campillo y su equipo, volvió a demostrar que la caza es mucho más que una práctica: es un vínculo con el pasado, un símbolo de identidad y un pilar fundamental de las fiestas en honor a San Sebastián.

Un futuro prometedor para una tradición viva

Con el paso de los años, esta festividad ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos sin perder su esencia. La creciente participación de mujeres cazadoras y la consolidación de actividades que combinan devoción y cultura popular auguran un futuro prometedor para una tradición que, año tras año, sigue uniendo a los vecinos en torno a su patrón.

Las fiestas de San Sebastián son, sin duda, una prueba del poder de las costumbres para fortalecer el espíritu comunitario y mantener viva la memoria histórica.

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