Los cazadores del municipio granadino de Órgiva se han convertido en una pieza clave en la conservación del sapo partero toda vez que, según informan agentes de Medio Ambiente de la zona, los tres puntos de cría de este anfibio en la Sierra de Lújar coinciden bebederos para la fauna instalados por la Sociedad de Cazadores “Sierra de Lújar” de Órgiva en sus acotados o, en su defecto, con fuentes naturales que se han secado naturalmente y que los propios cazadores reponen.

La fuerte sequía que se prolonga desde los últimos meses ha convertido las charcas artificiales, puntos de agua y bebederos para la fauna instalados por los cazadores de Órgiva en las únicas zonas donde se han encontrado renacuajos de Sapo Partero, según confirma Antonio Heras, agente de Medio Ambiente de Andalucía de la zona, en un vídeo público en el que agradece y reconoce las labores de gestión cinegética de la Sociedad de Cazadores “Sierra de Lújar” y cómo éstas redundan positivamente en la conservación de especies cinegéticas y no cinegéticas.

Bebederos hechos con el dinero de los cazadores

El trabajo de esta sociedad de cazadores, como el de la mayoría en nuestra región, no sólo consiste en la instalación y fabricación con recursos propios de estos puntos de agua artificiales para la fauna, sino también en el mantenimiento y repostaje semanal. No en vano, los aproximadamente 9.000 litros vertidos por los cazadores de Órgiva en uno de los bebederos en los que se ha localizado actividad reproductiva del sapo partero ha permitido que se complete el ciclo larvario de esta especie, según explica el agente de Medio Ambiente.

Precisamente, un vídeo publicado en redes sociales hace pocas semanas por la Sociedad de Cazadores “Sierra de Lújar” en el que se mostraba las labores de mantenimiento y reposición de charcas artificiales y bebederos suscitó gran polémica y fuertes críticas procedentes del animalismo afirmando, en su mayoría, que los cazadores realizan estas labores de conservación para mantener la fauna cinegética con la única intención de su posterior aprovechamiento.

A las críticas también se unieron científicos vinculados al conservacionismo, que a través de redes sociales negaron la utilidad y el valor de las mejoras de hábitat que los cazadores realizan con trabajo y recursos propios. Sin embargo, el testimonio publicado por este agente de Medio Ambiente de Andalucía confirma sobre el terreno que la gestión cinegética redunda positivamente en la conservación de especies cinegéticas y no cinegéticas, por lo que la caza se convierte en una herramienta fundamental para preservar el patrimonio natural.

Sapo partero macho transportando huevos sobre sus patas traseras.
Sapo partero macho transportando huevos sobre sus patas traseras. © Shutterstock

Sapo partero, una especie muy vulnerable a la extinción

El sapo partero es un anfibio muy singular, ya que se trata del único que tiene un olfato muy desarrollado, lo que le permite localizar a sus presas y a sus parejas. Además posee una piel rugosa y camaleónica, una gran resistencia al frío y una larga esperanza de vida: en cautividad puede vivir hasta 15 años y en libertad seis, debido a los depredadores y las enfermedades.

Su nombre se debe a que el macho cuida de los huevos hasta que nacen las crías, transportándolos en sus patas traseras. Sin embargo, el sapo partero está amenazado por la pérdida de su hábitat y la introducción de especies invasoras, por lo que necesita de nuestra ayuda para conservarse. De hecho, el sapo partero es una especie muy vulnerable a la extinción, ya que depende de los hábitats acuáticos temporales que se están degradando por la acción humana. Además, sufre la competencia y el parasitismo de otras especies introducidas, como el cangrejo rojo americano o el pez mosquito.

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