En el corazón de California, los cazadores han encontrado jabalíes con las entrañas teñidas de un azul intenso, un fenómeno que ha sorprendido tanto a la comunidad cinegética como a las autoridades. La carne, lejos de su color habitual, se mostraba con un tono «azul arándano» tan llamativo que ha despertado una investigación urgente en el condado de Monterey.
La alarma se disparó después de que varios animales presentaran esta tonalidad en órganos y tejidos. Los análisis oficiales confirmaron que se trata de una contaminación por rodenticidas, en concreto por difacinona, un veneno anticoagulante utilizado para el control de roedores que desde 2024 está bajo fuertes restricciones en el estado.

Carne azul y un riesgo silencioso
«No me refiero a un poco de azul», declaró Dan Burton, propietario de una empresa de control de fauna silvestre, a Los Angeles Times. «Me refiero a un azul neón, un azul arándano». Sus palabras describen la magnitud del hallazgo, que pone de relieve cómo los venenos usados en la agricultura pueden llegar a la carne de los jabalíes.
La difacinona provoca hemorragias internas graves en los roedores, pero también puede permanecer activa en los tejidos de animales que la consumen. Esto significa que los depredadores —incluidos los humanos— podrían correr el riesgo de ingerir la toxina incluso después de que la carne se haya cocinado.

Una amenaza para la fauna silvestre
El Departamento de Pesca y Vida Silvestre de California (CDFW) advierte que no solo los jabalíes están en riesgo. «Los cazadores deben ser conscientes de que la carne de animales de caza, como jabalíes, ciervos, osos y gansos, podría estar contaminada si el animal ha estado expuesto a raticidas», señaló Ryan Bourbour, coordinador de investigaciones de pesticidas del organismo.
El problema no es nuevo. Ya en 2015 se registraron casos similares en la misma región, con animales que mostraban órganos teñidos de azul brillante. Los especialistas recuerdan que los efectos colaterales de estos productos alcanzan a todo tipo de fauna: desde aves rapaces que se alimentan de roedores intoxicados hasta insectos polinizadores, todos sufren la presión de un ecosistema alterado.
Llamamiento a la vigilancia
Los jabalíes son omnívoros capaces de devorar tanto el cebo envenenado como a los roedores que lo han ingerido. Esa doble vía de exposición multiplica los riesgos.
El CDFW ha instado a cualquier persona que encuentre animales con carne azul o anomalías similares a que lo notifique inmediatamente al Wildlife Health Lab. Además, organismos de conservación recuerdan que el futuro pasa por reducir la dependencia de químicos y apostar por métodos de manejo integrado de plagas, como depredadores naturales, cercados o trampas selectivas.
La advertencia está sobre la mesa: lo que comenzó como un hallazgo llamativo en el monte podría ser la señal de un problema mucho más profundo para la fauna y la salud pública en Estados Unidos.








