El mayor exportador de carne de cerdo de Europa que ha construido vallas kilométricas para evitar la llegada de la PPA entrena ahora a cazadores, veterinarios y rescatistas equipados con drones y cámaras infrarrojas en ejercicios prácticos que simulan la aparición de un positivo a la enfermedad.

13/12/2019 | Redacción JyS

Funcionarios veterinarios recogen el cadáver de un jabalí durante un ejercicio en Grimma (Alemania) el pasado 3 de diciembre. / AFP Sebastian Willnow

Alemania intenta evitar por todos los medios que los jabalíes afectados por peste porcina africana (PPA) de países vecinos como Polonia traspasen sus fronteras, lo que supondría un desastre económico para un país en el que el cerdo toma especial relevancia en su industria cárnica. Por el momento, ha construido vallas kilométricas con el fin de evitar el desastre y ahora entrena a cazadores, veterinarios y rescatistas equipados con drones o cámaras infrarrojas en ejercicios prácticos que simulan la aparición de un positivo.

Las autoridades alemanas están muy preocupadas por el rápido avance de esta enfermedad viral altamente contagiosa entre los suidos aunque inofensiva para los humanos. Después de que se descubrieran casos en Bélgica el año pasado, pero se resolvieran rápidamente, ahora la atención se centra en los países del este.

La aparición de un positivo a la PPA a mediados de noviembre en el oeste de Polonia ya preocupó al sector porcino, pero el descubrimiento a principios de diciembre de un jabalí con peste porcina africana en Nowogrod Bobrzanski, a solo cuarenta kilómetros de la frontera, ha puesto en alerta a las autoridades alemanas.

«La pregunta ya no es si la PPA llegará a Alemania, sino cuándo. El virus sobrevive en el barro de las rodadas de vehículos hasta 100 días», escribe Torsten Reinwald, portavoz de la Federación Alemana de Caza, entrevistado por la agencia AFP.

Unidades especiales y vallas electrificadas para combatir la PPA

Según ha informado AFP, en Francia se ha establecido una unidad especial de seis perros rastreadores entrenados para encontrar jabalíes muertos. Por su parte Alemania entrena en Sajonia -en la frontera con Polonia- a cazadores, veterinarios y rescatistas equipados con drones o cámaras infrarrojas en ejercicios que simulan la aparición de un caso de peste porcina africana y el protocolo en cuanto a su manejo.

Más al norte, el estado de Mecklemburgo-Pomerania Occidental ha colocado una valla electrificada de 50 kilómetros de longitud y que ha costado 50.000 euros con la esperanza de limitar el paso de los jabalíes desde Polonia. Una medida muy similar que ya se tomó en la frontera con Dinamarca, lugar en el que ya hay una valla instalada de 70 kilómetros.

Desde 2014, el virus se ha propagado por primera vez a los países de Europa del Este (Letonia, Lituania, Polonia, Serbia, Ucrania, Moldavia, Eslovaquia, Rumania), causando estragos en las poblaciones de cerdos.

«La posibilidad de una infección por jabalíes enfermos que crucen la frontera es muy alta», admite Sandra Blome, directora del Laboratorio Nacional de Fiebre Porcina del Instituto Friedrich-Loeffler. «Desde su aparición en Europa en 1957, el virus casi siempre ha sido introducido a otros países por aeropuertos o puertos. Pudo ser exterminado en todas partes, excepto en Cerdeña», añade Blome.

Alemania es el mayor exportador de cerdos de Europa

Aunque es inofensiva para los humanos, esta enfermedad viral altamente contagiosa causa hemorragias que pueden ser fatales en pocos días en jabalíes y cerdos domésticos. Hasta ahora ninguna vacuna ha demostrado su eficacia.

Por el momento, sacrificar el ganado afectado es la única forma de prevenir la propagación de la enfermedad, una pesadilla para los ganaderos alemanes que producen casi 5 millones de toneladas de carne de cerdo al año, la mitad de las cuales se venden fuera del país.

Tan solo con que se diera un caso de PPA en Alemania, la exportación de toda la producción nacional se haría imposible y las pérdidas económicas podrían ser de miles de millones de euros. Paradójicamente, Alemania se ha beneficiado económicamente hasta ahora de la enfermedad que ha causado estragos desde mediados de 2018 en China, donde tuvieron que ser sacrificados más de un millón de cerdos.

Sobre el autor