El pasado 6 de diciembre de 2024, el cazador Enrique Zarzoso García capturó uno de esos ejemplares de jabalí que difícilmente se podrían borrar de la memoria. Enrique es natural de la localidad de Altura, en la provincia de Castellón, y fue justo en un coto de la misma donde tuvo lugar el lance.
En concreto, la escena se vivió en el municipio castellonense de Torralba del Pinar, en un barranco de la zona. «Soy socio desde hace muchos años del club San Gil de este pueblo y cazo al jabalí con una cuadrilla de amigos de allí», ha comenzado contando el cazador al equipo de Jara y Sedal.
Un jabalí que ya había burlado a la cuadrilla
Tal y como él mismo ha asegurado, lo primero que hacen en cada jornada, en compañía de su amigos Arturo, Víctor y Raúl Ballester, es buscar rastros el terreno en el que van a cazar y concretar la zona en la que soltar a los perros. «Entre los rastros que vimos estaba el de este jabalí, que durante muchos años nos ha burlado, nos ha herido perros y siempre se nos ha escapado», ha añadido.
Aquel día, Enrique decidió irse él solo a un puesto situado por el barranco mencionado, por donde otros años había huido el animal. «30 o 45 minutos después de que empezara la cacería se comenzó a escuchar una ladra de perros por los altos y se oyeron unos disparos», ha continuado recordando.
«De repente apareció un perro corriendo por el barranco, como un loco, y a escasos 15 o 20 metros detrás de él apareció este jabalí que, cuando me eché la escopeta a la cara, lo que me llamó la atención en unas décimas de segundo fue la enorme boca que asomaba por el morro», ha destacado el cazador.
Un tiro certero

Entonces, según ha afirmado, disparó con un tiro letal que «lo abatió en el acto». «Suerte que lo maté porque si ese jabalí se queda herido, nos habría lastimado, incluso matado, a algún perro», ha asegurado.
Media hora más tarde se dio por terminada la cacería y, después de que sus compañeros acudieran a la zona en la que Enrique se encontraba, tardaron más de dos horas para sacar al enorme animal de allí.
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Al llevarle el trofeo al taxidermista y catalogarlo como medalla de oro, fue este quien le convenció para hacerlo público. De igual modo, le concretó que el jabalí había pesado 90 kilogramos, así como las medidas de su boca. Los colmillos medían 23,5 centímetros de largo y 27 milímetros de ancho. Asimismo, sus amoladeras medían 14,5 de largo; 25 de ancho y 8 de perímetro.

«Es un jabalí de esos con los que todo cazador sueña durante toda su vida. Dicen que es la boca más grande vista en años en un jabalí en la Comunidad Valenciana», ha terminado poniendo en valor Enrique.