El cazador Salvador Casas Azor abatió, el pasado sábado 8 de abril, un viejo corzo con la cuerna retorcida hacia dentro y hacia atrás. Todo un portento de trofeo cuyo lance se llevó a cabo en un coto de la provincia de Burgos y que el cazador ha detallado a la redacción de Jara y Sedal.

Aquel día, sobre las 6:30 de la mañana, Salvador salía junto a su amigo Héctor de caza a una zona donde «había aparecido un desmogue bastante bueno» en los días previos. «Ya otro día también yendo juntos por el mismo lugar, nos ladró un corzo en un rincón de un perdido en el que nos ganó la partida, ya que él nos vio primero». «Se nos quedó la cosa de poder verlo y por eso volvimos al mismo lugar», explica Salvador.

Rececharon una zona de encinas y sabinas «complicada de cazar»

Imágenes del corzo. © S. C.

La que comenzaron a recechar era una zona con monte de encinas y sabinas «complicada de cazar», pero «eso es lo que nos gusta y por ello fuimos a la aventura», describe Casas. Abordaron la zona desde otro frente diferente a la vez siguiente, pero justo el corzo estaba en ese lugar y dentro del monte: «No hubo nada que hacer, ya que en cuanto nos vio salió corriendo y ladrando junto con dos hembras».

La zona donde seguían recechando, todo un reto. Intentaron verlo de ladera a ladera, pero les fue imposible. «Solo vimos las corzas. Se lo tragó la tierra», relata el cazador. Poco después, cuando volvían por una vereda entre el monte, de repente les ladró un corzo por encima de ellos, «a unos 100 metros». «Mejoramos la posición, pero vimos solo una corza, por lo que decidimos esperar un rato a ver si localizábamos al macho. Aunque el lugar era muy complicado, la ilusión de un cazador ya sabemos que es infinita», confiesa Casas.

Otras imágenes del peculiar corzo. © S. C.

A los pocos minutos… ¡apareció el corzo protagonista! De repente, el joven vio un lomo marrón rojizo: «El corazón me dijo que era un macho pero aún no lo podía confirmar, ya que tenía la cabeza agachada». Cuando de repente la levantó, identificó su cuerna y le pareció bueno: «Cogí el rifle mientras Héctor estaba a mi lado con la cámara. Le dije que lo valorase bien, ya que lo vi muy gordo, y me confirmó al instante que era muy bueno». Tras ello, el joven se preparó.

Así fue el certero disparo a unos 200 metros. En ese momento, el corzo se tapó entre el monte y se fue hacia un claro, donde le esperó el cazador. «Era un animal con un gran trofeo, con las rosetas caídas, con cara de viejo y cabeza grande», describe sobre el animal. Salvador apuntó al corzo y, cuando estaba seguro de no fallarlo, apretó el gatillo: «¡Había acertado!», confiesa.

Se trataba de un corzo muy grueso. «Es un corzo en el que, lo que más llama la atención, es el grosor en toda su cuerna, no solamente en la roseta, sino hasta las puntas. Es curiosa la forma en la que se cierran las puntas, que casi llegan a tocarse y lo altas que nacen las dos luchaderas», dice por último el cazador. Que tenga las rosetas caídas también demuestra que se trataba de un macho de avanzada edad.

El otro magnífico corzo con tres cuernas y ocho puntas en Soria que Salvador abatió en 2019

corzo tres cuernas

Hace dos años, Salvador Casas consiguió abatir un corzo con tres cuernas en la provincia de Soria con una particularísima cuerna tras el que llevaba más de 100 días. El joven ya había visto a este magnífico animal tres meses y medio antes de cazarlo. Así se hizo con él.