El cazador emeritense Ángel Rodríguez abatió, el pasado fin de semana en una montería en abierto en la finca El Palancar, en la provincia de Cáceres, su primer jabalí, un animal que probablemente será medalla de bronce y que tuvo que cobrar de un río donde cayó muerto.

Rodríguez ha narrado a este medio todos los detalles de un lance que jamás se le irá de la mente: «Soltaron una rehala de podencos entre los zarzales y, después de echar un primer guarro que no vi, éstos pasaron el río y se metieron a unos matorrales», comienza explicando el joven.

Más imágenes de los jóvenes con el animal. © J. L. P.

Ahí, los perros sacaron este primer jabalí, que «yo no era capaz de localizar y además no sabía por dónde entraría». En ese momento tuvo suerte de que el animal se fue hacia él: «Me encaré para dispararlo y me puse ya nervioso porque le vi la boca antes de apretar el gatillo», relata al recordar el lance que efectuó con su rifle en calibre .300 Winchester Magnum y una bala de 180 grains.

Tras un primer disparo en el que el animal no hizo ningún extraño -el cazador creía que no le había dado-, disparó por segunda vez y, ahora sí, el animal cayó limpiamente. «De los nervios de querer ver el guarro, pasé el río por lo más hondo y me metí hasta la rodilla», cuenta sobre el arriesgado cobro del animal.

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Dispara su primer jabalí en espera y al día siguiente se encuentra con esta sorpresa

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Miguel Ángel Martínez Manjón, con el animal tras la espera. / M.A.

El joven cazador jiennense Miguel Ángel Martínez Manjón pensaba que la noche del pasado 16 de julio sería una espera como tantas otras: sin suerte. Pero estaba equivocado. Esa noche, de principio a fin, estaba hecha para él, a pesar de que había luna llena.

«No era lo ideal para cazar un gran jabalí, pero las ganas por salir al monte estaban por encima de todo», relata el joven a Jara y Sedal con motivo del concurso que este medio tiene puesto en marcha junto a Beretta Benelli Ibérica. Era el primer año que Martínez practicaba la modalidad de caza en espera por lo que la expectación no podía ser mayor. Así fue el lance.

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