Más de 55.000 cazadores se han echado este fin de semana a las calles de Francia es seis ciudades diferentes para protestar contra los últimos ataques al sector por parte del Gobierno. La manifestación más numerosa fue la de Mont-de-Marsan, ciudad ubicada en el suroeste del país, que contó con casi 20.000 cazadores. A esta concentración se sumaron otras, en localidades como Amiens, en el norte del país, o Redon, ciudad ubicada en la región de Bretaña. Muchos de los participantes iban vestidos con el chaleco naranja utilizado durante las jornadas monteras, formando una gran masa fácil de distinguir en las imágenes.
Hay que recordar que este tipo de movilizaciones de cazadores son una constante en el país vecino en las últimas fechas. A principios de septiembre, y después de que el Consejo de Estado prohibiese la caza tradicional de aves mediante redes o jaulas, la Federación Nacional de Cazadores de Francia (FNC), así como las regionales y departamentales, saltaron a las calles para defender la integridad de su actividad. Fue el inicio de una serie de protestas en las que incluso la Association meusienne des chasseurs de Grand Gibier llenó de humo en la estatua de un jabalí para que derogasen la prohibición. El epílogo de este ramillete de concentraciones ha tenido lugar este sábado en las citadas localidades y ciudades del departamento galo de las Landas con el exitoso resultado de la convocatoria.
Para esta jornada de protesta final también había convocada una huelga de cazadores que afectaba a los grupos de caza de todo el Departamento.
Las consignas de la manifestación de cazadores en Francia
Los participantes en la protesta exigían respeto por sus tradiciones: «Aquí comemos foie gras, nos gusta la caza de palomas y amamos nuestras tradiciones», se podía escuchar en la manifestación de Mont-de-Marsan, según narra el diario regional Sud Ouest.
Algunos petardos estallaron durante la manifestación y también se encendieron bombas de humo, al igual que sonaron cuernos de caza. «No soy cazador, pero mi padre cazaba, mi abuelo cazaba. Está en nuestro ADN», narraba al citado diario uno de los participantes. Más adelante, un padre portaba un cartel que recuerda lo que él llama «conjugación rural»: «Yo cazo, tú cultivas, nosotros criamos animales, tú pescas…». Al lado, otra consigna: «Mi caza, mi religión».
Estas han sido, una a una, las últimas prohibiciones del Gobierno galo por las que han protestado
El viernes 6 de agosto, el Consejo de Estado emitió una opinión desfavorable sobre la práctica de la caza tradicional en Francia. La ministra de Medio Ambiente, Barbara Pompili, derogó todas las órdenes que permitían la captura mediante redes o jaulas de aves como los zorzales, las alondras y las avefrías. La paloma torcaz se encuentra también bajo la misma base reguladora.
Al mismo tiempo, tras el fracaso del PIR, el Referéndum para los animales, el diputado de los Alpes Marítimos Loïc Dombreval presentó un proyecto de ley en el que se incluyen otras prohibiciones que afectan especialmente al mundo de la rehala, como la cría de perros de caza. Todo ello, unido a la ratificación de la Comisión Europea de la prohibición de la caza con munición de plomo para 2023, requiriendo el cambio de armas de los millones de personas que cazan en Francia, ha llevado al sector cinegético del país a estallar.