El cazador granadino Juan Carlos López Reyes vivió junto a un amigo el pasado viernes 19 de mayo dos de los lances más apasionantes de esta primavera, ya que abatió en espera dos jabalíes con solo 15 minutos de diferencia. Uno de ellos, además, contaba con unos grandes colmillos, le faltaba una pata y solo pesó 60 kilos. Tras el apasionante doblete, ha decidido narrar la experiencia a la redacción de Jara y Sedal.

López explica que los jabalíes estaban haciendo daños a las cosechas de la zona, que este año también se han visto mermadas por la falta de precipitaciones. Por ello, y con el fin de ayudar a los agricultores del lugar, llevaron a cabo la espera en la que «ni por asomo» esperaban encontrarse con estos dos animales.

El primero de los dos jabalíes

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El primer jabalí abatido. © J. C. L.

«Decidimos ponernos en ese lugar porque los días de lluvia nos encantan, ya que siempre teníamos suerte en estas jornadas», detalla el cazador. Para esa tarde, el tiempo auguraba precipitaciones hasta las 21:00 horas, «pero estuvo lloviendo hasta las 23:00», recuerda. Tras estar a punto de abandonar el lugar, el agua les daba una tregua. «Una vez que paró de llover, fue cuando empezaron a salir los jabalíes de sus encames», recuerda el cazador.

En primer lugar, observaron unas piaras a las que no quisieron disparar por el pequeño tamaño de los animales. Sobre las 23:30 horas, llegaba la primera sorpresa: «Fue cuando nos entró el primero de los jabalíes. Llegó a una siembra de avena que no estaba muy grande, pero comía el poco grano que había y en el primero de los disparos cayó al instante».

El segundo de los animales: un jabalí de grandes colmillos, tres patas y solo 60 kilos

La pata atrofiada del segundo jabalí. © J. C. L.

El segundo de los animales abatidos apareció al cuarto de hora de dar caza al primero: era un animal de grandes colmillos, le faltaba una pata y era bastante pequeño.

El cazador explica que pasados solo unos minutos vieron este segundo jabalí. «Andaba muy raro. En cuanto encendimos la luz para efectuar el disparo, observé que le faltaba alguna pata. Mi sorpresa fue que cuando fui a alumbrarle la cabeza, le vi blanquear algo de trofeo, por lo que no me lo pensé dos veces y disparé rápidamente, cayendo al instante», relata el cazador.

Una vez que llegaron a cobrar el animal, se percataron de que le faltaba una extremidad y que «no tenía mucho más de 60 kilos de peso, además de unas imponentes defensas», explica. El doble lance lo llevaron a cabo con un rifle Tikka en calibre .300 Winchester Magnum.

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El trofeo del segundo jabalí. © J. C. L.

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