Pocas circunstancias nos erizan tanto la piel como la entrada de un enorme jabalí durante un aguardo. Su recelo casi enfermizo y esa conducta arisca que le aleja de lo humano hacen que ganarle la partida convierta un día más en el más importante de nuestras vidas. Nuestro amigo Jerónimo Cuesta, de Cinegetics, es todo un experto en hacer que esos días de espera pasen cosas. Ya le hemos visto varias veces con enormes jabalíes del norte y ahora, la historia se ha vuelto a repetir.

Un monstruoso jabalí del norte

Esta es la historia de El Rubio. Así es como apodó Jerónimo a este espectacular jabalí. El cazador suele aprovechar las tardes corceras para dejarse caer por los barrancos más querenciosos de su coto y, si tiene la oportunidad de cruzar las huellas de un buen cochino, intentar su caza.

A los 45 minutos de estar sentado, esperando, el cazador sintió los pasos de un animal por su izquierda y, al volver la vista, se encontró con un enorme cochino que dirigía sus pasos hacia él. Era tal el estruendo y la cercanía que Candela, la perra de Jerónimo se sorprendió y lanzó un pequeño gruñido. Esto fue suficiente para alertar al cochino que volvió sobre sus pasos.

La hora del lance

Días después, controlando ese mismo prado en compañía de un amigo, el jabalí apareció comiendo en la ladera contraria. Jerónimo en esta ocasión no se lo pensó, echó mano de su monotiro Blaser y apoyado en la silla, apretó el gatillo. La bala del .270 voló e impactó en el potente codillo del animal, que dio una espectacular voltereta para caer fulminado.

El cazador en el momento del lance. © Youtube

Al cobrarlo descubrieron que se trataba de un macho de jabalí para el recuerdo. Con un corpachón desmesurado y unas defensas afiladas que servirán como recuerdo eterno. Como la noche se echaba encima, Jerónimo decidió volver al día siguiente para tomar algún plano más para completar el vídeo. Allí había dejado los despojos del animal y al llegar a la zona, encontró a los lobos dando buena cuenta de ellos. Una imagen espectacular que remata un lance y una historia difícil de superar.

La reflexión del cazador

Jerónimo acompaña su vídeo de Youtube con unas palabras que merecen ser contadas: «Nunca podré deciros si es un jabalí medalla de oro, ni siquiera los puntos que darían sus colmillos pues hace años que dejé de homologar a los animales. Sé muy bien lo que me hizo sentir cada uno y eso para mí es el verdadero trofeo. Ya solo tener la oportunidad de cazar un enorme jabalí del norte como este, es todo un triunfo»

Detalle de la preciosa boca del jabalí cobrado. © Youtube

Grandes jabalíes de montaña: caza en el Valhalla español


«Soy muy consciente de que nunca encontraré las palabras exactas para describir lo que me hiciste sentir, y ese es mi verdadero trofeo, tu recuerdo, los días de gloria en los que alejado del mundo soñaba despierto tras tus huellas, tras ese momento en el que me vuelvo a sentir vivo, y quizás el hombre más afortunado del mundo porque ese instante, tan solo segundos, se convierten en un recuerdo eterno e imperecedero en mi memoria y, cuando mi cuerpo ya no pueda seguir los ritmos que el monte exige, volveré a buscarte de nuevo en mis recuerdos por aquellas eternas laderas siempre floridas y salvajes que me hicieron rozar el cielo con mis propias manos…gracias por tanto».

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