El joven cazador y rehalero oscense Adrián Olivan ha narrado a Jara y Sedal cómo abatió, el pasado domingo 21 de febrero, un tremendo jabalí a cuchillo en una batida llevada a cabo en la localidad de El Grado (Aragón). El animal probablemente será medalla, aunque el joven aún no se atreve a dilucidar ni el metal ni la puntuación final que obtendrá.

«Llegábamos como todos los domingos a cazar el jabalí con la cuadrilla del municipio, y ellos ya tenían una zona pensada para la batida que parecía ser bastante buena. Salieron los cazadores hacia puestos y nos pusimos en marcha para realizar la suelta», comienza relatando el joven a este medio.

«Cuando dieron la orden, solté los perros y me metí en la maleza. No había llegado a andar ni siquiera cincuenta metros cuando, de debajo de un pino, salió un jabalí que los canes agarraron», describe.

Una lucha cara a cara con el animal

Cuando el joven estaba prácticamente al lado, se dio cuenta de la enorme magnitud que tenía el jabalí: «Lo único que quería era que no hiriera a ningún perro por lo grande que era y por los colmillos que tenía, por eso saqué el cuchillo y no me lo pensé», asegura. El joven se abalanzó sobre el jabalí y logró acabar con su vida arriesgando la suya.

«Lo primero que hice fue revisar todos los perros, que estaban sanos y salvos por los chalecos que llevaban», explica. Tras ello, fue cuando examinó detenidamente al animal: un imponente jabalí medalla cuyo lance no se le olvidará jamás.

Ahora tocaba sacar el gran jabalí del monte una vez recogidos los perros, y «en eso me ayudó mi hermano Diego y mi padre Domingo, además de Chema, un gran compañero de batallas», describe Olivan. La cuadrilla, cuando vio lo que había abatido, «alucinaba con semejante jabalí, y sobre todo por cómo fue cogido por los perros», concluye el joven.

Muchos veteranos cazadores soñarían con el primer jabalí cazado por este joven

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El joven, cruzando el arroyo con el macareno. © J. L. P.

El cazador emeritense Ángel Rodríguez abatió, el pasado fin de semana en una montería en abierto en la finca El Palancar, en la provincia de Cáceres, su primer jabalí, un animal que probablemente será medalla de bronce y que tuvo que cobrar de un río donde cayó muerto. Así ocurrió todo.