Pedro Ampuero no puede vivir sin dos cosas en su día a día: la pasión cinegética y los retos. Y si a eso le sumas un tercer ingrediente en forma de un instrumento, que en este caso es el arco, se forma un cóctel sumamente atractivo. Es lo que refleja semana a semana en su canal de YouTube, y en este caso asumiendo el tremendo desafío de abatir un enorme alce con esta ancestral modalidad.
Para poner en antecedentes de lo que sucede en el siguiente vídeo hay que recordar que Ampuero ya fue a cazar al Yukón, un territorio silvestre, montañoso y escasamente poblado en el noroeste de Canadá, cuando tenía 18 años. Pero su objetivo en esta ocasión era intentar capturar un alce macho con su arco tradicional. Cazó con él durante dos semanas sin una sola oportunidad, hasta que por fin la madre naturaleza le ha “regalado” un imponente ejemplar de alce… pero 12 años después.
Unas jornadas en las que tuvo que solventar duros inconvenientes
Ha sido ahora cuando Ampuero ha regresado a Yukón con su padre: «Nos doblamos sobre dos alces fantásticos, en un viaje y una aventura increíble, mi padre con un rifle y el mío con un arco. Después de viajar por todo el mundo cazando, todavía el destino de caza favorito de mi padre es Canadá, y especialmente los alces del Yukón», relata Ampuero en la grabación, que ha publicado en su canal de YouTube.
Además, se tratan de unas jornadas en las que tienen que solventar inconvenientes como la ruptura hasta en dos ocasiones de uno de los botes, que se llenó de agua, hecho por el cual tuvieron que volver al campamento.
Un disparo trasero pero efectivo
La bella forma de reclamar a los alces tuvo al fin su recompensa: «Es algo soñado. Lo vimos a unos 20 metros y estaba temblando. Quiero decir que es un objetivo grande y tal vez se me fue un poco trasero el disparo… pero en ese momento no podía pensar por los nervios que tenía. Esto es la caza de alces, no puedo creer que lo hayamos logrado…», confiesa emocionado Ampuero en la grabación. Y, justo después, se sucede el amanecer.
«Esto es lo que buscas, el disparo perfecto», dice Ampuero cuando va a cobrar la pieza y ve la «sangre burbuja». «Lo hemos conseguido, lo hemos conseguido», repite en varias ocasiones al tener la pieza delante.
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