Si algo caracteriza a un habitante del mundo rural es el orgullo por sus raíces ligadas al campo. La honra de unas generaciones pasadas que han trabajado duro por intentar conseguir un mejor porvenir para las venideras y, sobre todo, que sus tradiciones y su forma de vida se respeten al máximo por aquellas personas que llegan de fuera a visitarlos.
Es lo que ha intentado hacer ver la ganadera cántabra Marta García, propietaria de la ganadería Val del Mazo, que publicó hace unos días en redes sociales u genial cartel que dedica a los urbanitas que visitan su pueblo este verano. En él se compendian una serie de normas que deberían cumplir todos aquellos que visiten el municipio norteño, de tradiciones y costumbres que no se deben tocar y que se deben respetar.
Este es el texto acompañado de imágenes que aparece en el cartel difundido por Val del Mazo:
Las iglesias tienen campanarios que funcionan. Los gallos son nuestro despertador rural. Nuestros animales cruzan las calles y las carreteras sin avisar. Las vacas llevan campanos que hacen ruido. Los ganaderos y agricultores están trabajando para garantizar alimentos a la sociedad. Cuando se abona para fertilizar los campos, huele mal. Recuerde que está en el medio rural. Respete nuestras costumbres, cultura y tradiciones. #SinVacasNoHayParaiso
El demoledor discurso de Marta en defensa de la caza en los Parques Nacionales
Marta García, que es diputada de Ciudadanos Cantabria, protagonizó el pasado mes de diciembre un lapidario discurso en defensa del mundo rural, la ganadería, la agricultura, la caza, la pesca y sus costumbres en la comunidad autónoma. «Hoy debatimos la Ley de Parques Nacionales, pero la podemos llamar tranquilamente la ley de las prohibiciones, del cinismo y de la hipocresía», comenzaba diciendo García. Este es el discurso.
«Lo que perdimos de los pueblos», el demoledor vídeo de esta ganadera reivindicando el mundo rural
La ganadera Kaelia Cotera, de los Picos de Europa, pidió hace unos meses en este vídeo a la Administración «se ponga las pilas» porque «se está perdiendo una cultura y la esencia de las zonas donde hay rebaños de ovejas y cabras». Si se termina con ellos, «se terminará una historia y una riqueza cultural tremenda que nadie está sabiendo aprovechar». Te lo mostramos aquí.