Animalistas y anticaza cargan una y otra vez en redes sociales contra quienes practicamos la caza. Harto de sus insultos este cazador reflexiona y redacta las siguientes líneas.
– 15/3/2018 – José Marí Clavijo
Hace escasos días muchos de nosotros recibimos en nuestros teléfonos enlaces de Facebook que nos mostraban cómo una serie de personas (en adelante radicales), increpaban y molestaban a cazadores que se disponían a celebrar una montería en Estepona (Málaga). No solo se limitaron a dar voces y hacer ruido con bocinas, pitos… además se adentraron peligrosamente en la zona de ejecución de la montería impidiendo su normal realización, pues como es lógico los cazadores desistieron en pro de la seguridad de las personas que ante todo debe ser lo primero.
No es necesario que tache de impecable la forma de actuar de los cazadores, que se mantuvieron serenos y solo en algunos casos mantuvieron contacto verbal con los radicales. Eso sí, previamente se habían desarmado. Esta forma de proceder es la que siempre toman los cazadores y si miramos los precedentes que existen de estas lamentables y críticas situaciones (campeonato nacional de caza del zorro en Galicia por ejemplo), siempre han actuado igual y pese a las múltiples vejaciones, provocaciones e insultos de los que han sido víctimas nunca han provocado un altercado con las armas. Y no será por la falta de esfuerzo de los radicales para que suceda. Pero nada, siempre se han vuelto a casa sin nada verídico que contar. Que nadie se enoje demasiado por esto, es la corriente que arrastra a esta sociedad, así que hay que adaptarse pues no tiene pinta de cambiar.
Solo por hacer notar un detalle antes de continuar. En una de las fotos que recibimos se
podía apreciar un cazador de espaldas y que se alejaba con su escopeta al hombro, esta foto venia seguida de un comentario que decía «escopetas apuntándonos mientras paseamos por el campo en montería». Más cinismo es difícil de conseguir, pero se puede intentar. Pero además hay otros vídeos y fotos en los que se hacen comentarios igual de cínicos acerca de lo mal que están los perros en sus remolques, de los nerviosos y estresados que están, que si no se mueven o tienen sed…
En fin, lo peor de todo esto no es que se fastidiara una montería, total otras veces se fastidia por climatología o por lo que sea. Al final se termina haciendo otro día, eso es lo de menos. Lo peor no es que se hayan saltado todas las normas de seguridad habidas y por haber. Incluso que hayan mentido y montado películas de cómo salvan a Bambi, demagogia pura y dura. Lo peor de todo, o lo que a mi particularmente me resulta más grave, han sido los comentarios que a posteriori han sido vertidos en redes sociales, en los que no solo se ha criminalizado a los cazadores, sino que se nos ha tachado de asesinos de animales, homicidas dolosos de personas, machistas, racistas, xenófobos… y lo más grave es que no es la primera vez que nos califican de este modo en redes sociales en lo que va de semana, de mes o de año. Es raro el día que uno de estos radicales no usa un medio de difusión público para vejarnos de este modo.
Es tal el nivel de frustración e indignación que siento cuando alguien me llama todo esto, que no sé de verdad qué hacer o a quién acudir. No sé si es mejor contestar o no, denunciar o no. ¿Qué se hace ante este verdadero maltrato? ¿Por qué motivo tenemos que recibir estos descalificativos? ¿Por qué alguien piensa que tenemos que resignarnos sin más? ¿Por qué tenemos que estar permanentemente dando escusas para poder vivir la vida como cazadores? Son muchas las preguntas y dudas que surgen ante situaciones tan lamentables.
Todos los que cazamos, sin excepción, somos hijo/as, hermano/as, tío/as, sobrino/as, padres, madres, abuelo/as, amigo/as, maridos o esposas. Todos somos algo o significamos algo para alguien y todos tenemos personas en nuestras vidas que significan mucho o todo para nosotros. Pertenecemos a diferentes entornos familiares y hemos sido criados y educados en el marco de diferentes valores, religiones y/o culturas. No todos somos de la misma raza, ni de la misma condición sexual. En definitiva somos seres humanos a los que, dentro de nuestras infinitas diferencias, nos une un principio, una forma de vida, una pasión que se llama caza. Nos sentimos orgullosos de haber conservado intacto este instinto y de tener esta condición, que nos envuelve, que ocupa muchos de nuestros pensamientos y a la que dedicamos gran parte de nuestra vida.
Yo puedo comprender y comprendo que no todas las corrientes de pensamiento van en el
mismo sentido y es por ello que puedo comprender y respetar que haya personas a las que no les guste la caza y que se planten como detractores de ella e incluso que usen las herramientas legales a su alcance para luchar en su contra. Nosotros por nuestra parte haremos un tanto de lo mismo para favorecerla y potenciarla. Lo que no puedo comprender y no comprendo y lo que no puedo tolerar ni tolero, es que de una forma tan gratuita se nos insulte, se nos veje y se nos falte al honor. No podemos permitir seguir siendo víctimas de estos ataques, vengan de donde vengan, no podemos consentir que el resto de personas que ni son cazadores ni radicales pseudoanimalistas piensen de nosotros que somos seres machistas, asesinos, xenófobos…
Es hora de parar todo esto, no es cuestión de justificar la caza, la caza se justifica por si sola. Tampoco se trata de hacer ver el bien que hacemos en el campo, eso salta a la vista del que quiere mirar y ver, aquí la única cuestión que hay es el respeto. El respeto a una afición, pasión y forma de vida pero sobre todo el respeto como personas que somos. Y el día 15 de abril cuando salgamos a la calle reivindicaremos y pediremos «a grito pelao» que nadie nos insulte, que nadie vuelva a tacharnos de agresivos, de asesinos, de machistas, xenófobos o lo que se les ocurra. El día 15 de Abril los cazadores pediremos respeto.
PD: Esta carta que ahora firmaré con mi nombre y apellidos, la haré pública a sabiendas de que probablemente provocará una serie de comentarios nefastos y poco amistosos hacia mi
persona por parte de los radicales. Pero es que tampoco voy a consentir vivir con miedo y menos por defender lo único en lo que creo.