En las ganaderías de bravo, cada detalle del calendario es crucial. La gestión de los tiempos marca la diferencia entre el éxito y el caos. En la finca de Lagunajanda, en Cádiz, saben bien que cada semental tiene su papel y su momento. Por eso, cuando llega el verano, es tiempo de mover piezas: los toros que han cubierto vacas regresan con sus hermanos mientras los becerros crecen en la rastrojera.
Así ocurre con ‘Fustado’, uno de los sementales más valiosos de esta histórica ganadería de sangre Salvador Domecq. Tras semanas conviviendo con un lote de vacas, el toro es retirado y llevado a los corrales junto a la plaza de tientas. Allí lo espera un breve pero importante proceso antes de reincorporarse al grupo de machos.
Un baño para eliminar el rastro de las vacas
El problema llega cuando ‘Fustado’, todavía impregnado del olor de las hembras, se junta con los demás sementales. El aroma que arrastra puede provocar que el resto intente montarlo, una conducta natural que puede acabar en lesiones o peleas. Para evitarlo, Diego, el mayoral de Lagunajanda, recurre a un método tan sencillo como eficaz.
En un vídeo grabado hace años en esta misma finca, se observa cómo el toro es conducido a la manga para ser desparasitado y, sobre todo, para eliminar el olor a vaca. El secreto está en el zotal, un producto que se mezcla con agua para bañar el lomo del animal. «Ya está el tío bañao», dice entre risas el mayoral en el vídeo. Y añade: «Es importante suavizar el aroma de hembra para no seducir al resto de los sementales. Si lo montan pueden llegar a lastimarlo. Gracias a este producto durante unos días no tendrá olor a vacas».
El descanso del guerrero
Tras el peculiar baño, ‘Fustado’ se une a los demás toros en un periodo de descanso. Durante estos meses recuperará fuerzas y, sobre todo, los kilos perdidos en la monta, que pueden oscilar entre 40 y 60. Para ello, se le administra un pienso especial que le ayuda a recuperar masa corporal.
Este toro es uno de los grandes valores de Lagunajanda. No todos los bravos llegan a sementales, y menos aún a mantenerse como tal durante varias temporadas. Su nobleza, capacidad de cubrir y genética hacen de él una pieza clave en la estrategia ganadera de la casa.