La RFEC solicitará la modificación del Código Penal para evitar los ataques y delitos de odio contra cazadores


A día de hoy, la caza es un sector que despierta el amor, pero también el odio, de gran parte de la sociedad. Son muchos los declarados anticaza que, con frecuencia, muestran su animadversión hacia la cinegética con actos basados en comportamientos violentos. En esta ocasión, algo parecido es lo que les ha tocado vivir dos cazadores en el municipio de Picassent, en Valencia.

Con uno de ellos se ha puesto en contacto el equipo de Jara y Sedal con el objetivo de conocer más detalles acerca de dicho percance. Su nombre es Miguel y lleva toda la vida siendo cazador, concretamente desde que tenía siete años.

Según ha relatado él mismo, se encontraba cazando con un compañero en su coto en Picassent. Entonces, «pasó un hombre con el perro suelto y dio la casualidad de que yo tiré a una paloma alta». Después de esto, «le escuchamos decir que no podíamos disparar si había gente cerca».

Otros episodios de odio

Ante estas palabras, su compañero le contestó explicándole que estaban «en una zona de caza y en una época permitida para practicarla». «Quizá el que no deberías estar aquí eres tú», le indicó.

Tras la conversación, el hombre dio por terminado el diálogo y desapareció del lugar en el que se lo habían encontrado. Pero, una vez terminaron la jornada de caza y al llegar a sus coches, se encontraron los dos vehículos rayados.

Además, esta no es la primera vez que ambos han sido víctimas de un momento de este tipo. Tal y como ha contado Miguel a este medio, «el primer día se nos metió una mujer encima y llamó dos veces a la Policía. Nos pidieron los papeles y seguimos la tirada», detalla.

«No podían hacer nada porque estábamos dentro de la ley en todos los aspectos», ha añadido. Asimismo y tras haber vivido estos dos episodios en un lapso muy breve de tiempo, el cazador ha lamentado que «siempre tenemos que tener algún enemigo».

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