Fernando Giraldo, más conocido como Tomy Rohde en redes sociales, ha vuelto a dar que hablar con una de sus iniciativas virales más peculiares. Este agricultor andaluz, que ha ganado notoriedad por compartir su día a día en el campo con una mezcla de humor, crítica social y defensa del mundo rural, ha anunciado un sorteo en el que promete un premio tan surrealista como irresistible: aceite de oliva virgen extra gratis de por vida para quien le ayude con una tarea un tanto particular.
La propuesta fue publicada el 16 de mayo, justo un día después de la festividad de San Isidro Labrador, y no tardó en hacerse viral en la plataforma X. En su mensaje, Tom explicaba con su característico tono desenfadado: «Bueno, iba a hacerlo esta tarde, pero como estaré en el bar pues lo hago ya». Con esta entrada daba pie al anuncio del sorteo que ya ha generado miles de reacciones y comentarios.
Aceite gratis de por vida… pero hay que currárselo

Lejos de ser un simple obsequio, el premio exige implicación: el ganador deberá acompañar a Tom a plantar olivos. «Como la gente famosa del internet, que regala cosas pero lo grande. Sorteo venir conmigo a plantar 10 hectáreas de olivos y aceite para esa persona de por vida», explicó en su publicación, dejando claro que se trata de una experiencia compartida con compromiso agrario incluido.
El único requisito para participar es comentar en la publicación con el hashtag #SorteodelTomy, lo que ha disparado el interés y ha posicionado la iniciativa como una de las principales tendencias en redes sociales en España ese mismo día. La propuesta ha desatado también una avalancha de mensajes de usuarios que, entre bromas y entusiasmo, sueñan con ser los ganadores. «Me fliparía tanto, que renunciaba al premio», decía uno. Otro comentaba: «Un sorteo para ir a currar una jartada, pero con el mejor premio del mundo».

De la crítica al marketing rural
Tom no es un influencer al uso. Se ha ganado a pulso el cariño de miles de seguidores mostrando la crudeza y el encanto de la vida rural. Crítico con la clase política y con lo que él llama «las normativas inflexibles», ha denunciado en numerosas ocasiones cómo se abandonan al campo y a quienes lo trabajan. En paralelo, comercializa su propio producto, el ‘Aceite de Tom’, cuyas garrafas muestran etiquetas manuscritas y un enfoque artesanal que conecta con sus seguidores.
En el vídeo que acompañaba al sorteo, se ve precisamente uno de estos envases. «Aquí les dejo vídeo del aceite en cuestión de por vida para quien le toque», dice mientras muestra orgulloso el producto que recibirá el ganador. La iniciativa ha sido entendida también como una forma de reivindicar el valor del olivar tradicional, en un momento en que los agricultores de la Campiña Norte de Jaén protestan contra la instalación de plantas solares en sus tierras, muchas veces sin su consentimiento.
El olivar, la tierra y la ironía viral
Lejos de que todo quede en una anécdota, la propuesta de Tom ha puesto el foco en una realidad que viven miles de agricultores: la lucha por conservar sus cultivos y el modo de vida que representan. Aunque su tono es irónico y divertido, el trasfondo no lo es tanto. En un país donde el abandono del campo y la presión urbanística y energética son cada vez más notorias, que un agricultor convierta su día a día en una campaña viral es también un acto de resistencia cultural.
«Y si se hace viral, pues lo grabamos y me llevo hasta a mi Paco si hace falta. Y que si no se hace pues también», advertía Tom con sarcasmo en un segundo mensaje. Lo cierto es que se ha hecho viral. Y de paso, ha vuelto a poner sobre la mesa lo mucho que vale una garrafa de buen aceite… y quien lo produce.