Un inesperado suceso ha tenido lugar en una finca agrícola de Sacendoncillo, un pequeño municipio de la provincia de Guadalajara. Mientras realizaba tareas de labranza, un agricultor se topó con un enorme socavón que, según sus cálculos, alcanzaba los ocho metros de profundidad. El descubrimiento ha sido calificado como uno de los más impactantes del año en el entorno rural castellanomanchego.
Un hallazgo que pudo acabar en tragedia
El hecho ha salido a la luz a través de las redes sociales de Asaja Cuenca, donde se ha difundido un vídeo en el que puede verse la magnitud del agujero. En él aparece el agricultor observando atónito la sima, mientras otro miembro de la organización, Gerardo González Bello, advierte del peligro que representa.
El propio González explicó que el socavón tiene entre «cinco a siete metros de ancho» y que dentro de él atraviesa un cable que podría estar vinculado a servicios de telecomunicaciones o internet. Al fondo, además, se divisa una corriente de agua que fluye con un notable caudal, lo que aumenta aún más el asombro por la escena.
La frase que mejor resume el dramatismo del momento es la pronunciada por el miembro de Asaja: «El Antón no se ha caído dentro porque Dios no ha querido. Es un tío listo». Con esas palabras se refería al agricultor que, por fortuna, no cayó en el socavón. «Yo no había visto en la vida una sima tan grande», añadió.
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La explicación detrás del fenómeno
Aunque la escena ha causado gran impresión, la formación de simas o socavones es un fenómeno natural relativamente conocido. Estas cavidades se forman cuando el agua de lluvia, con un pH ligeramente ácido, erosiona el lecho rocoso calizo bajo la superficie. Con el tiempo, esto genera cavidades subterráneas que pueden colapsar.
En este caso, la corriente de agua visible al fondo del agujero es indicio claro de ese proceso erosivo prolongado. Las condiciones climáticas extremas, como la sequía o las lluvias torrenciales, pueden acelerar este tipo de fenómenos, al igual que ciertas actividades humanas como el bombeo de acuíferos o construcciones en el terreno.
El descubrimiento en Sacendoncillo no solo ha puesto en alerta a los vecinos, sino que también plantea interrogantes sobre el estado del subsuelo en muchas zonas rurales. Lo que parecía una jornada agrícola rutinaria ha terminado por desvelar uno de los episodios más curiosos y peligrosos de los últimos meses en el medio rural español.