.222 Remington
El pequeño gigante
Seguramente estemos ante el calibre más suave de cuantos se utilizan en nuestro país, perfecto para una primera toma de contacto con las armas rayadas. Nacido en Estados Unidos a mediados del siglo pasado, fue pensado para la caza de alimañas. En España tiene como objetivo principal los corzos. Muchas marcas recargan este cartucho con distintas puntas. Una de las más usadas para el duende es la Winchester Super-X de 50 grains.
.270 Winchester
El todoterreno
Es la elección adecuada para aquellos cazadores que, además de recechar corzos, necesitan un cartucho algo más potente que los anteriores para usarlo sobre piezas de mayor envergadura. Fue creado a principios de los años 20 por Winchester, pero no fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando se popularizó entre los cazadores. Si lo que buscas es éxito con el corzo, el cartucho Norma Hornady V-MAX de 110 grains se diseñó pensado en ti.
.243 Winchester
El especialista
Son muchos los fans incondicionales de este cartucho. Sus características y prestaciones lo hacen ideal para piezas de peso reducido como el corzo. Derivado del .308 Win, el leve retroceso, la ligereza de las armas que lo recamaran y la variedad de balas disponibles en el mercado hacen de él una opción fiable y muy recomendada. Un ejemplo perfecto es el cartucho de Hornady SST Superformance de 95 grains.
7 mm Remington Magnum
El grandullón
La morfología del Capreolus capreolus no hace necesario el uso de calibres magnum, pero pueden ocurrir dos situaciones: la primera, que el cazador en cuestión prefiera un rifle útil para todo –recechos, esperas y monterías–. La segunda, que por convicción propia quiera emplear contra el corzo la potencia y la contundencia de este tipo de cartuchos. Si es así, la Brenneke TIG de 177 grains es una excelente opción por su versatilidad y prestaciones.