David Bueno capturó un enorme siluro de más de 2,50 metros de longitud en aguas del Ebro. Lo hizo desde pato y la lucha duró nada menos que tres cuartos de hora.
10/7/2019 | Redacción JyS

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David Bueno, con el enorme siluro. / D.B.

Nuestro seguidor aragonés David Bueno, de 38 años de edad –pescador desde los 8 años y cazador desde los 16- fue el encargado de capturar un enorme siluro de más de 2,50 metros de longitud en aguas del Ebro. Fue una jornada de pesca compartida con dos buenos amigos: Jesús Argiles y Dani Ibáñez. «Sin ellos no creo que hubiera sido posible sacarlo del agua», explica Bueno.
En principio pensaban pescar un tramo más grande del río Ebro, pero todavía estaba cortado un puente por un corrimiento de tierra, así que sin planearlo se fueron a otra zona. Improvisaron sobre la marcha acudir al tramo entre las localidades de Quinto a Gelsa, ambas en las provincias de Zaragoza. Aunque eligieron un día lluvioso e incluso pensaron dejar la pesca para otra ocasión, lo que sucedería después no lo olvidarán nunca.
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Otra imagen de Bueno con el enorme animal. / D.B.

«Descendimos en pato los tres pescadores medio tramo sin signos de actividad, hasta que al llegar a un remanso apuré el vinilo a unos juncos, lo dejé descender y a la segunda vuelta de carrete se paró en seco», explica David Bueno. «Pensé que era una rama o una piedra, hasta que al dar un tironcito para intentar soltarlo sentí cómo la línea ascendía río arriba», sigue relatando. «Instantáneamente solté un cachete, me giró el pato y me arrastró río arriba como si llevara un fuera borda», explica el pescador. «Esa sensación de potencia la llevo grabada a fuego en mi memoria para siempre», confiesa.
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Más de 2,5 metros de animal. / D.B.

La lucha duró unos 45 minutos aproximadamente y durante ésta, el pescador narra que «Dani, que no paraba de decir que llevaba flojo el freno, no se imaginaba lo que había al otro lado de la línea», relata. «Sólo yo lo podía suponer, esa fuerza y potencia no era normal», añade Bueno.
Por otro lado Jesús «sólo decía que me sujetara al pato», ya un par de veces «faltó poco para darme un chapuzón porque como lloviznaba, el flotador estaba mojado y me resbalaba del asiento», sigue relatando el joven sobre el emocionante momento.
Finalmente, y una vez que consiguió levantarlo del fondo, Dani pudo sujetarlo de la boca y Jesús, gracias a una de las cuerdas que llevaban, lo remolcó hasta la orilla. «Este magnífico pez no lo pesqué yo sólo, sino entre los tres, enormes amigos y fabulosos pescadores, eso pudo más que las circunstancias de caudal y climatológicas», concluye el pescador.

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