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El sector cinegético en España ha sido pionero en la implementación de medidas que han permitido la mejora del hábitat de la tórtola (Streptopelia turtur) en nuestro país, logrando con ello la estabilización de las poblaciones y la recuperación moderada de la especie desde el año 2013. Por ello, prohibir su caza es una condena de muerte paulatina a su presencia en Iberia, como así confirmó esta semana Gregorio Rocha -científico, investigador y Doctor en Veterinaria por la Universidad de Extremadura, Ingeniero Forestal y del medio natural- en los micrófonos del podcast La Naturaleza de la Caza.

Tórtola europea
Tórtola europea. © Shutterstock
¿Cúantos ejemplares de tórtola europea hay en España?

España alberga un contingente de entre 1,4 y 2,3 millones de parejas de tórtolas (Streptopelia turtur), que supone el 40% de la población reproductora total de Europa. Eso supone que en nuestro país pasan el 75% de las tórtolas europeas en una temporada: «De este 40%, la mayoría se distribuye por Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha, y la situación de tendencia poblacional de la especie, tras varias décadas de declive, es de un crecimiento poblacional sostenido desde el año 2013; por lo que ahora mismo la tórtola tiene año tras año más efectivos que el año anterior», explica Rocha en esta entrevista.

El científico, que eligió a la tórtola para hacer su tesis doctoral y empezó a estudiarla por Extremadura en el año 1995, asegura que «cuando los científicos sentenciamos una cosa, lo tenemos que hacer con datos. Y si alguien no está de acuerdo, debe aportar esa información para argumentarlo».

Por eso tiene datos para afirmar que el declive poblacional de la tórtola no tiene nada que ver con la caza; al contrario: «Las últimas décadas han vivido un declive poblacional por factores que están ya más que estudiados y demostrados. Es un declive que ha afectado a muchas especies de aves y de mamíferos, además de artrópodos, que tienen que ver con los cambios en los usos agrícolas», explica. Se ha producido una degradación de los hábitats «provocada por la intensificación de usos agrícolas, por el abandono de cultivos de cereales en zonas marginales, por el aumento de la matorralización… eso ha hecho que el declive de la tórtola y otras aves sea una realidad. Esto le ha venido bien a especies de caza mayor, por ejemplo a la proliferación del jabalí, pero muy mal a las de menor», manifiesta el científico.

La caza no es la razón del declive y dejar de cazarla no va a aumentar sus poblaciones

tórtola europea
Tórtola. Shutterstock

Gregorio Rocha también ahondó en esta entrevista en cómo la caza no es la razón fundamental del declive de especies como la tórtola: «Es curioso cómo están diciendo sin datos desde diversos sectores de la sociedad que la caza es la causante del declive de la especie. Eso es falsear la realidad. Existen otras especies granívoras que no son cinegéticas, como el triguero o las calandrias, que han sufrido más declive que la tórtola y nadie dice nada de eso. Esas especies están peor que la tórtola y no se cazan. Por ello se indica que la caza no es un elemento que cause ese declive», argumenta Rocha.

A la pregunta de si existen evidencias científicas que demuestren que dejar de cazar la tórtola hará que se multiplique su población, su respuesta es clara: «De lo que existen evidencias es que si dejas de cazar la especie no se produce un aumento de sus poblaciones. De eso sí que hay una evidencia científica a distintos niveles. Desde hace 30 años, por ejemplo, no se caza la especie en Reino Unido, y el declive ha seguido su curso. En algunos lugares del norte español se prohibió su caza y el declive también ha continuado».

Incluso a nivel más cercano, a nivel de coto, «hay muchísimas hectáreas de control de seguimiento en cotos que su directiva han prohibido cazar la tórtola a los socios para ver si se recuperaba, y tras más de diez o quince años sin cazarla, tampoco se ha recuperado. Está clarísimo que el hecho de prohibir cazar una especie, en este caso la tórtola, no implica un aumento en sus poblaciones sino todo lo contrario».

El cupo cero, perjudicial para la especie

Tórtola europea. ©Shutterstock
Tórtola europea. ©Shutterstock

En cuanto a la importancia del aprovechamiento sostenible de la tórtola para su conservación Rocha cree que el cupo cero será perjudicial para la especie. «No sólo lo creo sino que lo estoy viviendo en el campo. En estos momentos ya está siendo perjudicial esta noticia, porque mucha gente que preparaba el dinero del coto para aumentar el terreno disponible para la especie aún no lo ha hecho. Y tengo llamadas y mensajes de amigos y compañeros, de colaboradores que me preguntan por si tengo algo más de información… y están con la incertidumbre del qué pasará».

Rocha posee estudios que demuestran que aumentar el alimento disponible hace que crezca la especie en lugares donde no se realiza esa gestión. En definitiva, una gestión de aporte de alimento y de cuidar a la especie, hace que aumente la productividad y se críe más: «En vez de sacar adelante un pollo, sacan dos; en vez de una pollada, hace dos completas. Pero si tiene poco alimento o un hábitat muy degradado, como ocurre en Inglaterra, la especie va a menos», explica.

Con un aumento de una décima porcentual en el índice reproductor de la tórtola, «tenemos un aumento de un 10% de la población en una década; si no, se disminuye un 11% la población en la misma década». Por tanto, la disminución de la caza influye en la disminución del interés por la especie, a la que ya no se le cuidará y decrecerá su reproducción.

¿Por qué algunos políticos se empeñan en prohibir su caza?

Por último, y en un plano más subjetivo, Rocha responde a la pregunta de por qué los políticos no se apoyan en la ciencia y deciden arbitrariamente prohibir la caza de la tórtola. «Lo único que ocurre es que los que toman decisiones, que son los políticos, las toman en base a presiones que reciben de uno u otro ambiente, y el que más apriete es el que se lleva el gato al agua. Desgraciadamente, los datos científicos pasan a un segundo plano cuando hablamos de votos. Con datos en la mano, no hay un uso del suelo más amigable con el entorno que el que propicia el sector cinegético; el uso agrícola, ganadero o incluso turístico son más agresivos con el entorno que el que propicia la caza», concluye.

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