Las Lagunas de Ruidera, ubicadas entre las provincias de Ciudad Real y Albacete, son uno de los grandes paraísos de los amantes de la pesca de ciprínidos. Además de un paisaje paradisíaco, este enclave manchego ofrece un amplio abanico de especies acuáticas donde, sobre todo, destacan los barbos por el gran volumen que alcanzan en sus aguas.

En este caso, ha sido el joven pescador Carlos Aguado Ruiz, de 33 años de edad y natural de Toledo capital, el que se ha hecho con otro enorme ‘trompetero’ en este emblemático lugar de Castilla-La Mancha. Ahora ha narrado a la redacción de Jara y Sedal todos los detalles sobre cómo lo pescó junto a su compañero Jesús Sánchez.

Así dieron con el enorme barbo

Otra imagen del pescador y el barbo. © A. G.

Carlos Aguado explica a esta redacción que «cada vez cuesta más colocarse en un buen puesto en Ruidera, ya que la zona está cogiendo mucha fama y acuden muchos amantes del carpfishing» cada fin de semana. «La zona de Ruidera está muy demandada y nos tenemos que ir muy pronto para coger sitio, sea la laguna que sea. Por ello, echamos a primera hora las cañas desde la barca, buscando una laguna limpia, y tuvimos suerte», señala.

Aquel día iban de pesca él y otro compañero, y buscaron una profundidad de entre los trece y quince metros, «que es donde está el corte limpio y no hay algas», explica Aguado. Tras esperar que algo mordiera el sedal a lo largo de toda la jornada, ya que lo normal es que es que lo hagan al anochecer, la picada llegaba sobre las 14:00 horas: «Tuvimos que meternos en barca a por él, porque desde la orilla era imposible, ya que ofreció una buena resistencia e incluso en la laguna nos dio una tremenda batalla. Creíamos que no pesaba tanto, porque parecía muy cortito de longitud, pero al pesarlo vimos que pasaba los nueve kilos ampliamente y casi llegaba a los diez», relata.

Sobre la lucha con el ciprínido, el pescador explica que «al principio, el animal iba batallando de forma suave hasta que estábamos encima suya; entonces tuvimos que jugárnosla y empezó a darnos arreones y nos llevó constantemente detrás de él. Cuando se cansó de tirar, conseguimos subirlo», recuerda el pescador.

Una nueva picada al anochecer

Al anochecer tuvieron otra picada de una carpa de nueve kilos: «Con eso nos vinimos para casa, porque se puso el día muy feo, y empezó a llover. No queríamos que una tormenta nos fastidiase la jornada», concluye el pescador toledano.

En aquella jornada, Carlos Aguado usó cañas Carp Spirit con carretes Shimano 14000 Bigbait Runner, una línea Teklon japonés 0,37 y puente de 0,45, además de alarmas Fox Mini Microon. El montaje elegido fue un Snowman con anzuelos PB Super Strong N6 antiexpulsion. El cebo fue la 30” de Carp Studygroup y su pop up, además de la sonda Lowrance Hook Reveal 7.

Antes de soltar el barbo. © A. G.