El vídeo es impactante: en apenas unos segundos se ve cómo una hembra de mastín español atrapa al vuelo una liebre que le viene corriendo como un rayo. El gran volumen del perro, por la raza que es, no impide que su flexibilidad y agudeza visual le permitan dar caza a la liebre al vuelo. 

Aunque finalmente los canes ‘no tocan pelo’, como suele decirse en el argot cinegético y la liebre se le escapa, junto a otros canes la persiguen y la imagen es realmente interesante. No todos los días se ve a un can de esta raza cazar al vuelo a una pieza tan pequeña y esquiva como una liebre.

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El mastín: valiente, fuerte y leal

Mastín español de trabajo. @Shutterstock
Mastín español de trabajo. @Shutterstock

El mastín es la raza española de mayor tamaño. De enorme fortaleza gracias a su corpulencia –supera los 70 centímetros de alzada y puede llegar a pesar 90 kilos–, se trata de un perro valiente que no teme enfrentarse a grandes predadores y muy leal con sus dueños. Capaz de ahuyentar a las manadas de lobos de un territorio, son estas tres cualidades por las que muchos ganaderos, desde hace siglos, los eligen como perro guardián de grandes fincas y explotaciones.

Introducido en España en la Edad Media, en sus orígenes el mastín era el gran compañero de los pastores que sabían que su perro no sólo protegería a sus rebaños de ovejas del ataque de las manadas de lobos: también ellos, ahora, se sentían seguros con su compañía en la búsqueda de pastos.

El mastín comenzó a perder protagonismo con la desaparición de la trashumancia, cuando su número en nuestro país empezó a reducirse. Sin embargo su presencia aún es relevante en el norte de España, especialmente en las explotaciones de ganado en extensivo y debido, en parte, a la cada vez mayor poblaciones de lobo.