Este jueves una perra era devorada por el lobo en la localidad de Zaratán, a las mismas puertas de la ciudad de Valladolid, cuando paseaba junto a su dueña. Ocurrió a escasos 200 metros de la última casa de la calle Las Fuentes, lugar por el que muchos de los vecinos pasean a diario y cercano a la carretera que une el citado municipio con el de Wamba. Esta misma primavera se llegó incluso a grabar un imponente lobo solitario muy cerca de la carretera.

M. A., vecino del lugar y además guarda rural, explica que «no es el primer perro al que atacan los lobos». «Hace años que venimos sufriendo este tipo de hechos», denuncia. El braco de un compañero sufrió el ataque de varios lobos en 2019, por lo que tuvo que ser sacrificado. «Y ha habido más casos de vecinos que han soltado sus perros mientras los paseaban y han venido heridos», relata mientras muestra a este medio imágenes de varios lobos deambulando por parajes cercanos a la capital pucelana.

«De unos años acá ha ido aumentando la población de lobos, especialmente desde 2012, pero lo de ahora ya es fuera de lo común», se lamenta. «Antes solamente se veían en el vertedero de Valladolid, al que acudían para buscar comida, pero poco a poco se han ido internando en terreno periurbano hasta que pasan cosas como la que ha sucedido esta semana», denuncia por último.

La propietaria del can muerto ayer advierte: «No es descabellado pensar que un lobo lo haga con un niño»

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La propietaria del can muerto esta semana denunció estos hechos ante la Guardia Civil y el Seprona. «Se han tomado la denuncia muy en serio y me han llamado en varias ocasiones para tratar de tener más información al respecto», ha indicado. Habían oído en alguna ocasión que por esta zona, entre Zaratán, Ciguñuela, Simancas y Wamba se ve algún lobo en ocasiones, incluso que se les ha grabado a las puertas de alguna urbanización, como pasó este año con el cánido que fue fotografiado por un vecino a la entrada de Soto Verde, pero que haya matado a su perra les hace ponerse en lo peor: «No es descabellado pensar que cualquier día ataque a algún niño, o alguna persona de las muchas que salimos a pasear por estos caminos cercanos a nuestros domicilios».