Hay cazadores que son unos auténticos privilegiados por ver imágenes de las que el resto de mortales no puede disfrutar por no estar tan en contacto con la naturaleza como ellos. El ejemplo del ataque del lobo al macho montés que ayer compartía Jara y Sedal en exclusiva es uno de ellos. Otro es el caso del joven de 22 años Dani López que traemos hoy. Hace unos días, mientras hacía footing por los rincones más recónditos de su coto, ubicado en la localidad alavesa de Ullibarri-Viña, se topó con la genial escena de una gata montesa parida con crías.
«De repente vi que, al lado de la pista forestal, estaba la gata recién parida”, comienza relatando este cazador a Jara y Sedal. «Lo primero que hizo el animal al verme fue irse unos diez o quince metros, alejándose de los gatos», explica López.
El joven vasco se puso a grabar de repente la escena: «No hice el amago de tocarlos, pero al acercar la cámara con el móvil un poco a ellos, se pusieron agresivos, bufando. Estoy seguro que si hubiese hecho ademán de tocarlos, me pegan un bocado», describe el joven.
El año pasado sufrió un ataque de gato montés en su gallinero
López explica que, aunque es un «suertudo» por haber podido presenciar la escena, estos animales «muy necesarios en los cotos» también hacen «de las suyas». Nadie mejor que él para saberlo, puesto que según cuenta el pasado año un gato montés entró en su gallinero y «de quince gallinas que tenía, dejó una viva. Al resto les arrancó la cabeza y se fue». Ahora bien, confiesa sentirse «un privilegiado» porque «esto va a ser difícil que lo vea más».
El celo y la cría del gato montés
Según explican expertos científicos en un estudio sobre este felino salvaje y su apareamiento, el gato montés es polígamo, siendo apareada una sola hembra por uno o más machos. Se produce un solo celo al año, normalmente entre febrero-marzo y tienen una sola camada al año, en la que nacen de 1 a 8 cachorros, habitualmente de 3 a 4, como es el caso de este vídeo.
Los gatos al nacer pesan unos 200 gramos, no abren los ojos hasta los 10-12 días y son amantados durante 4 semanas. A los tres o cuatro meses alcanzan su independencia, pero continúan cazando durante algún tiempo con la madre.