Giraldez ha narrado a Jara y Sedal cómo fue el momento en el que se hizo con una captura que recordará toda su vida: «Creemos que la deformación de este venado era de nacimiento, pero también existe la posibilidad de que se hubiese partido la cuerna cuando era más joven».
23/4/2019 | Redacción JyS

ciervo cuerna
Juan Giraldez, con el extraño ciervo. / J.G.

Cuando el joven sevillano Juan Giraldez salió de batida con sus amigos hace unas semanas en las cercanías de la comarca pacense de Tentudia no se imaginaba que iba a abatir un ciervo con una extrañísima cuerna hacia abajo. Además, utilizó en primera instancia una escopeta para realizar el primero de los disparos y remató con un rifle al raro cérvido.
Giraldez ha narrado para Jara y Sedal cómo fue el momento en el que se hizo con una captura que recordará toda su vida: «Creemos que la deformación de este venado era de nacimiento, pero también existe la posibilidad de que se hubiese partido la cuerna cuando era más joven y luego se regeneró la zona, ya que tenía una bichera en sus rosetas y con la correa se la podría haber partido», relata Giraldez.
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Otra imagen del extraño ciervo. / J.G.

Lo que sí deja claro es que «tenía la zona muy ben soldada y, cuando hicimos el cráneo, se notaba perfectamente que fue hace bastante tiempo», comenta el joven. El primero de los disparos lo realizó con escopeta, que era lo que llevaba a mano durante la batida –ya que los puestos eran muy cortos-. Posteriormente pudo disparar al raro ciervo con un rifle Browning Maxus y con bala Sauvestre a unos 25 metros de distancia.
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Al final de la mañana es cuando salió este bello pero a la vez extraño ciervo. / J.M.R.B.

Sin duda, se trató de una de las capturas que el joven recordará toda su vida por la conformación zootécnica del cérvido. La historia de Juan Giraldez recuerda, además, a las de otros ciervos que han sido noticia en Jara y Sedal durante la pasada temporada, como el caso del joven guadalajareño José Manuel Roa Benito, que abatió un ciervo… ¡con tres cuernas!
Ocurrió durante una montería en la localidad conquense de El Pozuelo y Jara y Sedal se puso entonces en contacto con el joven cazador, que narró la historia de cómo logró hacerse con este ejemplar tan singular, que además tenía 11 puntas.