Desde los grupos de presión ecologistas y animalistas llevan años tratando de de demonizar y generar rencor hacia los cazadores. Sus constantes manipulaciones, mentiras e insultos son una práctica constante que los cazadores debemos soportar en nuestro día a día.
Seguro que en tu vida cotidiana has tenido que responder a la siguiente pregunta: «Por qué cazas?». Para que puedas dar una respuesta elaborada y cambies la opinión de muchos aquí te ofrecemos 11 argumentos irrefutables que justifican de pleno la caza en la actualidad.
La caza es fundamental para la conservación de la naturaleza
Lejos de lo que muchos ignorantes puedan pensar, la caza es una herramienta decisiva para realizar una gestión y un control de las especies animales, ayudando así a su conservación. Y no lo decimos nosotros, sino que varios estudios recientes, entre ellos uno publicado en la revista One Earth, así lo avalan. En este último, firmado por investigadores de la Universidad de Helsinki aseguran que «si bien puede parecer contradictorio, hay evidencia que sugiere que la caza recreativa puede generar beneficios ambientales y sociales».
Y para continuar con las sorpresas, hasta la organización WWF, ha reconocido en diversas ocasiones la importancia de la caza como herramienta de conservación de la naturaleza.
La caza es motor económico
La caza genera dinero en lugares en los que si no fuera por la actividad cinegética estarían abocados a la pobreza. Así de claro. Todos conocemos ya los datos arrojados por el importante estudio elaborado por Deloitte para la Fundación Artemisan: la caza genera 6.475 millones de euros en España y emplea a 187.000 personas.
Muchos pueblos obtienen una fuente de ingresos importante gracias a la montería española, por ejemplo. Esta modalidad tan nuestra llena de vida la España más vaciada, provoca que los cazadores inunden sus alojamientos rurales y disfruten de su gastronomía.
Prohibir la caza es nocivo para el medio ambiente
Sin caza la biodiversidad se resiente y un ejemplo claro lo encontramos en el continente africano. En algunos paises han optado por no permitir la caza del elefante o león, pensando que así se protegía a la especie. Sin embargo, el tiempo ha demostrado que es precisamente al revés. Al prohibir la caza de estos animales se les ha quitado todo su valor.
Los cazadores ya no viajan hasta esos rincones y por lo tanto, no llega su dinero, que habitualmente se utilizaba para asegurar el futuro de las poblaciones locales. Ellos, los locales, sabedores de que su futuro a corto plazo dependía de la caza eran los primeros interesados en proteger a los leones o elefantes. Precisamente porque tenían valor para ellos.
Asegura el futuro de especies en peligro
Sólo tienes que mirar el caso de uno de nuestros animales más icónicos: el lince ibérico. Sus poblaciones más estables a día de hoy se encuentran dentro de cotos de caza, no en terrenos ni parques gestionados por los animalistas.
Los continuos proyectos de recuperación del lince, todavía en peligro de extinción, llevados a cabo por cazadores en Castilla-La Mancha, han dado lugar a que la población de dicho felino en la región en 2023 alcance los 582 ejemplares. De ellos, 223 nacidos en 2022. Según datos de 2023, la península cuenta con 15 núcleos de población estable y, en ellos, una población total de cerca de 1.700 ejemplares. El más numeroso es el de Sierra Morena, con 782 linces, seguido del que habita los Montes de Toledo, con 272. Todo esto gracias a la caza y los cazadores…
La caza está respaldada socialmente
Para darse cuenta de esa afirmación basta con haber estado en Madrid durante el mes de marzo de 2022. Hace casi dos años miles de cazadores, agricultores, ganaderos y otros trabajadores y apasionados del medio rural abarrotaron el Paseo de la Castellana de Madrid para protestar contra las política animalista del Gobierno.
Por otro lado, diferentes comunidades autónomas como Andalucia, Valencia, Navarra o Castilla y León también han visto como los cazadores han tomado las calles, cansados de ser maltratados, en diversas ocasiones.
El cazador español es cazador social
Uno de los argumentos frecuentes utilizados por los grupos animalistas para atacar nuestra forma de vida es que el cazador tipo es un varón, con altos ingresos mensuales y que disfruta durante su tiempo libre matando por matar y acabando con el medio natural.
Si alguna vez te cruzas con alguna persona que piense de esta manera puedes explicarle que del millón de cazadores que se estima hay en España, la mayor parte de ellos practica la caza social, siendo Andalucía la región que mayor número de ellos congrega. Una caza digna, natural y respetuosa con el medio.
La carne más saludable del mundo
Eso es lo que se consigue con la caza. Ahora que todo tiende a lo natural, a los sostenible, a lo eco, conviene recordar que la carne de caza presentan un limitado perfil graso debido a que son animales muy ejercitados por haberse criado en libertad, y que además cuentan con una mayor proporción de proteínas de alto valor biológico. Carne como la del ciervo se caracteriza por ser fuente de fósforo, hierro, zinc y cobre, además de tener un bajo contenido en sodio o sal.
Además, La industria asociada a la carne de caza es un importante motor económico y social en zonas rurales amenazadas por la despoblación. Una industria que en España crea entre 600 y 800 empleos directos, más allá de todos los que se generan con la propia actividad cinegética, y de las cuales más de dos tercios están localizadas en municipios de menos de 5.000 habitantes.
12 cuchillos perfectos para llevarte la carne de caza a casa
Otra de las características diferenciales de este producto es la trazabilidad y la seguridad alimentaria a la que están sometidos. Un sistema de producción que cuenta con un doble estricto control higiénico-sanitario por parte de veterinarios acreditados y que cuidada detalladamente el manejo de los canales en el campo para asegurar la máxima calidad y unas condiciones óptimas de consumo.
La caza reduce los accidentes de tráfico
No paramos de leer noticias sobre coches que colisionan con jabalíes, ciervos o corzos. Las carreteras rurales de nuestro país se han convertido en una lotería donde, detrás de cada curva, puedes encontrarte con una piara en plena noche. El único método efectivo para reducir estos accidentes es mantener las poblaciones bajo control y la herramienta perfecta para cumplir con ese objetivo es la caza.
En cuanto a colisiones con animales, el 2022 fue el de peor siniestralidad en España. Los accidentes de este tipo han aumentado un 92% en los últimos cinco años, la mayoría de ellos por jabalíes. En Valencia, por ejemplo, según datos de la DGT, en 2022 se registraron un total de 1375 accidentes, 993 de ellos provocados por jabalíes.
Es buena para el desarrollo de nuestros hijos
Aunque no puedas ni llegar a imaginarlo, la caza también contribuye a un buen desarrollo de los más pequeños, ayudando a evitar, entre otras cosas, el Transtorno por Déficit de Naturaleza que cada vez se da más en una sociedad tan urbana como la actual.
De hecho, esta actividad está integrada en el sistema educativo de algunos de los centros más avanzados del mundo. Hay ejemplos en Dinamarca, Inglaterra o Alaska, donde la caza se comprende y se enseña a los niños como un proceso natural y necesario. Mientras que en países como el nuestro se intenta mostrar una naturaleza falsa e idealizada, en otros países muchos los profesores han visto en la caza la manera perfecta para explicar la naturaleza, haciendo que los adultos del futuro aprendan a respetarla sin artificios desde muy temprano.
La caza es un derecho
Prohibir la caza es privarnos de nuestra libertad y arrebatarnos la oportunidad de poner en práctica un comportamiento natural que ha convertido a la humanidad en lo que hoy es. Es curioso comprobar como mientras aquí están peleando por destruir nuestra forma de vida, en algunos estados norteamericanos como Indiana o Texas este derecho ha sido considerado constitucional.
Es la felicidad de nuestros perros
Nuestros fieles compañeros no están hechos para vivir en cárceles de pladur de 40 metros cuadrados. Necesitan respirar aire puro y espacio en el medio natural para dar rienda suelta sus instintos. Lejos de lo que muchos ecologistas puedan pensar, un teckel es más feliz con su nariz pegada al suelo siguiendo el rastro de sangre de un jabalí que paseando con una gabardina de marca entre los taxis de la Gran Vía.