La Guardia Civil emprendió en el año 2015 un proyecto masivo para fotografiar todas las armas de fuego en circulación en nuestro país. De esta forma, cuando los cazadores, tiradores y resto de usuarios de armas de fuego acuden a su intervención de armas para renovar su permiso de armas, los agentes toman unas imágenes de las mismas.

Son muchos los usuarios que durante los últimos años se han visto sorprendidos por este gesto haciéndose la misma pregunta ¿por qué? Para aclararlo, y aprovechando que ya ha fotografiado el arma 1 millón, la Guardia Civil ha lanzado un vídeo explicativo y una nota de prensa en la que aclara que esta acción se lleva a cabo para cumplir con una directiva europea sobre armas de fuego en manos de civiles.

De esta manera, los datos de cada una se incorporan a un Registro Nacional de Armas (RNA) en el que cada pieza cuenta con un archivo detallado que incluye el tipo, marca, modelo, calibre y número de serie. Además, cualquier modificación o transformación del arma debe ser documentada.

Fotografías desde todos los ángulos

El proceso de documentación fotográfica no es meramente administrativo; tiene implicaciones significativas para la seguridad y la justicia. Cada arma se fotografía hasta en siete ángulos diferentes, capturando detalles generales, marcas identificativas y cualquier daño o defecto que puedan presentar. Estas imágenes sirven para confirmar la identidad inequívoca de cada arma.

Con casi 7 millones de fotografías ya registradas en el RNA, la Guardia Civil asegura que la iniciativa refuerza la seguridad jurídica de los propietarios de armas. Las imágenes registradas aseguran que las características de las armas se han documentado gráficamente y que no han sufrido alteraciones no autorizadas.

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Un registro controvertido

Los datos y fotografías del RNA están accesibles para las fuerzas policiales y las autoridades judiciales, facilitando la investigación y el enjuiciamiento de delitos relacionados con armas de fuego. Además, las autoridades competentes pueden consultar estos datos para otorgar licencias y autorizaciones de armas. Siguiendo las normativas europeas y nacionales, esta información se conservará durante 30 años después de la destrucción del arma.

Sin embargo, esto ha sido precisamente criticado por asociaciones del sector como ANARMA, quien considera que estas bases de datos suponen un riesgo para los usuarios de armas al poder ser pirateadas y dar acceso a los datos personales de los usuarios registrados. Un ejemplo claro se vivió en Ucrania cuando Rusia comenzó su invasión. Un escenario en el que los mandos rusos buscaron a los cazadores a través de las bases de datos de sus asociaciones para aniquilarlos por su capacidad de lucha, tal y como este medio informó en su día.

Aún quedan dos millones de armas por fotografiar

A pesar del progreso, aún quedan casi dos millones de armas por fotografiar, una tarea que se extenderá en los próximos años. La Guardia Civil, con competencia exclusiva en la gestión de actividades relacionadas con las armas, garantiza la seguridad pública y el cumplimiento de las obligaciones de registro.