mujeres cazadoras
Desde tiempos primigenios, la caza ha sido cosa hombres. Afortunadamente, son cada vez más las mujeres que toman parte de este maravilloso estilo de vida y, en la mayoría de los casos, lo hacen a través de sus  padres, novios, maridos… Si tú eres uno de esos hombres no cometas ninguno de estos errores…
15/9/2016 | Redacción JyS

Subestimar la importancia de la comodidad

Nadie aguanta durante horas una actividad si no se encuentra cómodo. Si es la primera vez que tu pareja va contigo, no esperes que aguante muchas horas sentada en el suelo, guardando silencio hasta que aparezca la pieza que aguardas; o caminando bajo un aguacero durante horas, ¿o acaso tú aguantaste sin rechistar tu primer día de caza con viento y/o agua? Recuerda que se trata de pasar un buen rato, no de sufrir. Si ves que empieza a hacer muecas raras, da por finalizada la jornada.

No hacerlas partícipes de todo el proceso

Pasan frío, pero exactamente igual que un hombre. Tienen la misma capacidad de aguantar un arma. E incluso puede que estén mejor dotadas para la caza. No las subestimes. Si hay que preparar un cebadero, ¿por qué no van a cargar con el maíz? Si hay que montar una armada, ¿por qué no va a hacerlo igual una mujer? Tampoco debes engañarla y decirle que tú has abatido la perdiz que ella acaba de bajar de un disparo certero. Es tan sencillo como preguntarte: ¿A mí me gustaría que me lo hicieran? Si la respuesta es negativa, entonces no lo hagas. Apóyala en todo lo que desee hacer y, si te pide ayuda, entonces y sólo entonces haz lo que ella no pueda.

No ayudarlas a la hora de practicar el tiro

Es importante que, como cualquier otro cazador cuando empieza, se familiaricen con el arma. Deben aprender todas las normas de seguridad a la hora de manejar una escopeta, un rifle o un arco. Asimismo deben aprender las partes del arma que posteriormente utilizarán. Si sabes lo que tienes entre manos, tendrás mucho terreno ganado y más opciones de éxito. Algo que siempre causa un poco más de rechazo es el ruido del disparo, convéncela de que utilice cascos protectores. Y que practique y practique, así conseguirá que el arma sea una prolongación de su brazo.

Ser grosero

Uno de los fallos más graves que puedes tener cuando cazas con una mujer, especialmente si no la conoces, es comportarte como si no estuviera. No puedes ponerte a orinar en el monte delante de ella, como si solo estuvieran a tu alrededor tus compañeros. Cuida tu lenguaje. Es tan sencillo como tratarla como te gustaría que trataran a tu mujer, a tu hija, hermana o madre. Se puede resumir en una palabra: respeto.

Dar por supuesto que conoce las normas de seguridad

Además de enseñar a tu compañera todas las normas de seguridad necesarias para manejar un arma, debes también explicarle todas las modalidades que vayáis a practicar. No debe salirse de la mano si vais a la menor, debe señalizarse bien con los puestos adyacentes en una montería o batida… Explícale la necesidad de utilizar ropa fluorescente para ganar mayor visibilidad. Pero también es importante que la ayudes a entender la naturaleza: los momentos previos a una tormenta, si caen truenos… Toda la información puede ser necesaria en cualquier momento. El medio natural es impredecible.

No mostrar respeto por las piezas cobradas

Cuando una mujer se inicia en la caza no soportará ver ciertas cosas. Y una de ellas es sin duda ver cómo se trata de forma irrespetuosa a un animal que te acaba de entregar su bien más preciado, su vida. No pises el cuerpo del jabalí o el ciervo que acabas de abatir. No profieras insultos contra el animal -del tipo: “Qué cabrón qué se me iba”-, están totalmente fuera de lugar. No tires las piezas bruscamente contra el remolque. Todos estos ejemplos pueden hacer que alguien que se inicia aborrezca la actividad cinegética.

Obligarlas a disparar

Se supone que tú ya has hecho tu trabajo ayudándola con la práctica. Si es ella la que porta el arma, tendrá que tomar sus propias decisiones. No puedes obligarla en ningún momento a que dispare sobre una pieza que ella no crea que sea la adecuada. Asimismo ella debe considerar sus oportunidades de tiro. Al igual que tú, si no está segura, será mejor que no dispare.

No escucharlas ni atenderlas

Debes escuchar sus dudas y sus preguntas y, por supuesto, responderles siempre que puedas. Y no solo eso, debes animarlas a que pregunten sobre aquello que no saben. Recuerda que un día tú también tuviste algunas preguntas y alguien estuvo ahí para escucharte.

No tener paciencia

Nadie nace sabiéndolo todo, ten paciencia y tómate el tiempo necesario para asegurarte de que la nueva cazadora sabe todo lo necesario para iniciarse en este apasionante mundo. Debes explicarle todo con absoluto detalle, de principio a fin. Desde que se mete a los perros en el coche hasta que finaliza la caza –si hay suerte y se acaba con la pieza en el plato, mejor que mejor-. Si no tienes paciencia para responder a todas sus cuestiones, entonces conseguirás que se harte y no vuelva, todo lo contrario a lo que quieres.

Tratarlas como personas débiles

Craso error. Las mujeres pueden sortear obstáculos como cualquier cazador hombre; no le temen a mancharse de barro o a caminar durante horas. Es cierto que no todas las personas tenemos el mismo umbral de sufrimiento, pero para saber si tu compañera está dispuesta a sobreponerse a ciertas adversidades lo único que debes hacer es preguntar. Así de simple. Explícale lo que vais a hacer, por dónde vais a pasar y ofrécele alternativas, y que sea ella la que diga con esto puedo y con esto no.

Centrarse solo en el disparo

No puedes llegar y centrarte solo en disparar o sentarte en el puesto sin explicar nada. Debes explicarle lo que vais a hacer y, lo más importante, cómo lo vais a hacer. Explícale por qué buscas las perdices en cierto cazadero. O cuéntale cómo has encontrado los pasos de los guarros para colocar el cebadero y el puesto. Explícale vuestra posición respecto al viento. Todo tiene su por qué y su razón de ser, cuéntaselo, no te limites a la acción.

Subestimar sus capacidades para la caza

Está científicamente demostrado que las mujeres están mejor preparadas para la caza que los hombres. No seas ingenuo, puede que tenga incluso más habilidad que tú a pesar de ser su primer día.