Después de unas primeras semanas de abril con la fiebre del corzo por las nubes, el avanzado mes de mayo, con sus siembras altas y herbazales se está encargando de bajar la temperatura de los apasionados de la especie. Ahora es mucho más complicado dar con ellos y a medida que junio se acerca la dificultad aumenta. Por eso, es el momento fantástico para recordar esos lances que los grandes corzos regalaron durante el primer mes de temporada, como el protagonista de la siguiente historia.

En busca del corzo en medio del aguacero

Alejandro, un joven cazador de 26 años, es uno de los miembros de la popular cuenta de Instagram @one&shothunting. A finales del mes de abril se encontraba cazando en su coto de la provincia de Teruel. Decidió recechar por la parte más sucia del acotado hasta alcanzar una piedra desde la cuál vio un bonito corzo en el mes de marzo.

Detalle frontal y trasero del corzo, una vez limpio. © One&Shot

El día estaba revuelto y pronto las nubes se echaron encima, descargando agua sin piedad. Alejandro buscó un árbol cercano que le diera cobertura para no mojarse y aguantar el chaparrón. Las horas pasaban y la noche estaba cerca pero por suerte, 40 minutos antes de que se pusiera el sol, dejó de llover.

El momento del lance

El cazador salió de su paraguas natural y descubrió cómo, nada más cesar el diluvio, un buen corzo salía de un pinar a unos 350 metros. Encaminó sus pasos a un pegote de monte espeso mientras Alejandro lo valoraba con su cámara de fotos. Era un animal con años y un trofeo que ponía los pelos de punta: muy gordo en las bases y lleno de puntas largas y desarrolladas.

El corzo ya blanqueado y listo para su montaje. © One&Shot

El corzo seguía andando despacio, mientras reducía sin saberlo la distancia con el cazador que, cuando lo tuvo a 300 metros, lo metió en la retícula de su visor Steiner y la bala del 7 mm. Remington Magnum impactó en el codillo, dejando al espectacular macho en el sitio. Aunque Alejandro era plenamente consciente del corzo que estaba tirando, cuando fue a cobrarlo se quedó con la boca abierta.


Cazan en Soria un corzo con una peluca de más de tres kilos


Ante él se encontraba un macho de esos que se consiguen una vez en la vida, con un trofeo de infarto lleno de puntas y con un grosor en las bases y las rosetas fuera de lo común que según en taxidermista que está preparando el cráneo pesó 806 gramos en seco. Sin duda, un corzo difícil de olvidar.

La mejor historia de caza de corzo puede llevarse unos prismáticos Burris Droptine y un arnés Beretta

El lance que acabamos de narrar es uno de los participantes en el concurso que desde Jara y Sedal hemos lanzado en colaboración con Beretta Benelli Ibérica (BBI). La mejor historia puede llevarse unos magníficos prismáticos Burris Droptine 10×42, así como un arnés de Beretta.

Quienes quieran optar a este premio pueden hacerlo fácilmente enviando un email a info@revistajaraysedal.es, o bien un mensaje privado a cualquiera de nuestras redes sociales contándonos tu mejor historia de corzos, además de adjuntar las fotos de ese día, tu número de teléfono y seguir en Instagram el perfil de Jara y Sedal (@jaraysedal.es) y el de BBI (@beretta_benelli_iberica).