Los corzos de sierra tienen un encanto especial. Alejados de las siembras y los terrenos más humanizados, establecen sus territorios en cotas altas, lejos del ruido y protegidos por barrancos y monte bajo. Allí se hacen fuertes y cazarlos se convierte en un verdadero reto para cualquier cazador, por experto que pueda ser.

La siguiente historia tiene como protagonista uno de estos corzos. Un macho con carácter y años que puso en jaque a P.M., un experimentado cazador que llevaba detrás de su pista durante tres años.

Corzos en un mar de piornos

El escenario de esta cacería no puede ser más espectacular: en plena Sierra de Gredos, donde los barrancos y piornales lo invaden todo por completo. En esta zona, que está cubierta por la nieve en los meses más duro del invierno, es relativamente sencillo localizar al corzo y lo ves rápido pero cuando decides que es el ejemplar correcto y empiezas la entrada no tienes más remedio que dejarte ver y ellos también te localizan fácil. «En esta zona hay que hacer maravillas para acercarte a una posición buena de tiro sin ser detectado», asegura P.M.

El corzo recién abatido con el precinto correspondiente.

El cazador que decida cazar en estos terrenos comparte coto con el lobo. Esto supone que los corzos están sobre aviso y en cuanto detectan algo que no entra dentro de su normalidad, no dudan en salir corriendo. «Son animales que escuchan mucho y están todo el tiempo levantando la cabeza. Comen y enseguida alzan la cabeza para seguir vigilando y esto dificulta mucho la posible entrada», manifiesta P.M.

Un lance de montaña

Con todas estas cuestiones bajo control y después de haber realizado un seguimiento pormenorizado del corzo, P.M. se lanzó al barranco y dió con él. Consiguió meterse a unos 170 metros y apretó el gatillo antes de que el bonito macho descubriera su presencia.


Cazan en Teruel uno de los corzos multipuntas más grandes de la temporada


Cuando llegó a él confirmó que se trataba de un trofeo grande, con una longitud de 27 centímetros, unas rosetas de 17 y 7 preciosas puntas. Un trofeo de sierra duro de conseguir.

La mejor historia de caza de corzo puede llevarse unos prismáticos Burris Droptine y un arnés Beretta

El lance que acabamos de narrar es uno de los participantes en el concurso que desde Jara y Sedal hemos lanzado en colaboración con Beretta Benelli Ibérica (BBI). La mejor historia puede llevarse unos magníficos prismáticos Burris Droptine 10×42, así como un arnés de Beretta.

Quienes quieran optar a este premio pueden hacerlo fácilmente enviando un email a info@revistajaraysedal.es, o bien un mensaje privado a cualquiera de nuestras redes sociales contándonos tu mejor historia de corzos, además de adjuntar las fotos de ese día, tu número de teléfono y seguir en Instagram el perfil de Jara y Sedal (@jaraysedal.es) y el de BBI (@beretta_benelli_iberica).