La noche del pasado sábado al domingo, 15 de septiembre, fue toda una pesadilla para tres cazadores que vieron cómo 60 inmigrantes, completamente furiosos, se acercaron corriendo hacia su cabaña.

Una vez allí, destruyeron sus vehículos y estuvieron a punto de atacar a los tres cazadores, junto a los que estaba el hijo de tres años de uno de ellos. Los inmigrantes iban armados con barras de hierro, machetes y hachas.

La escena comenzó a principios del fin de semana, cuando los 60 individuos trataron de cruzar el Canal de la Mancha para llegar a Inglaterra, pero la Policía se interpuso entre sus planes. Como consecuencia de ello, dirigieron su cabreo hasta los cazadores que se encontraban en el pantano de Tardinghen, en la Costa de Ópalo, en Francia, al pensar que fueron ellos quienes dieron la alerta.

Decapitaron patos y saquearon vehículos

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A su paso, los inmigrantes destrozaron las carrocerías de los vehículos, rompieron sus cristales y saquearon su interior. De igual modo, decapitaron patos y comenzaron a cargar contra la cabaña, una imagen que va a costarle mucho olvidar al pequeño de tres años.

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Tras esto, la Federación de Cazadores de Paso de Calais ha anunciado en sus redes sociales que había encontrado una solución para ayudar a estos tres cazadores y los daños que habían sufrido en sus cabañas, vehículos y ellos mismos durante el ataque.

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En este sentido, el organismo ha decidido correr con los cargos de la compra de los neumáticos afectados y, además, Xavier Bertrand, presidente de la región, pondrá a disposición de los cazadores dos vehículos hasta que las reparaciones se hayan realizado. Estas las llevará a cabo otro cazador de manera totalmente gratuita, en pleno acto de solidaridad con sus compañeros.

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