El pasado domingo, el viento del sur volvió a imponer su ley en Etxalar. Lo hizo precisamente en una fecha marcada en rojo por los vecinos y visitantes: el ‘Domingo de Palomeras’, la jornada en la que esta localidad navarra muestra al público una tradición única, la captura de palomas con red, practicada desde el siglo XIV. Las condiciones meteorológicas, sin embargo, obligaron a suspender el principal reclamo de la jornada.
El fuerte viento impidió que se desplegaran las grandes redes, que pueden alcanzar más de veinte metros de altura y que son el corazón del sistema tradicional de captura. Aun así, el ambiente en el collado de Iarmendi fue animado gracias a las visitas guiadas y a otras actividades culturales que se mantuvieron en pie. Las explicaciones de los palomeros y los recorridos por las torres y trepas mantuvieron el interés de los asistentes, muchos de ellos llegados desde el País Vasco y el sur de Francia.
Una jornada marcada por la meteorología
En Etxalar, el viento es tan determinante como la propia migración de las palomas. Un soplo de sur fuerte, como el del pasado domingo, puede frustrar por completo la jornada. Así ocurrió este año, cuando los organizadores decidieron no extender las redes por seguridad. «No había condiciones para cazar», explicaron los responsables de la organización. Aun así, el día no se perdió: se celebraron las visitas y se ofrecieron degustaciones y actividades paralelas para mantener el espíritu de la fiesta.

El fin de semana había comenzado con un concurso de paellas y conciertos, en una programación que buscaba combinar la divulgación etnográfica con el ambiente festivo. El domingo, los visitantes pudieron recorrer las palomeras del collado de Iarmendi, entre Etxalar y la vecina localidad francesa de Sara, y conocer cómo funciona este ingenioso sistema de captura declarado Bien de Interés Cultural por el Gobierno de Navarra en 2010.
Seis siglos de tradición y ciencia popular
El sistema de Etxalar es una muestra excepcional de conocimiento popular aplicado a la naturaleza. Las palomeras se sitúan en uno de los pasos migratorios más bajos de los Pirineos, por donde cruzan cada otoño miles de palomas torcaces. Los palomeros, distribuidos en torres de piedra camufladas entre el hayedo, utilizan paletas de madera pintadas de blanco que imitan el vuelo del halcón peregrino, el gran depredador natural de estas aves. Al verlas, las palomas descienden buscando refugio… justo hacia las redes.

El trabajo en equipo es fundamental: los ojeadores avisan de la llegada de los bandos, los batidores agitan las zatarras —palos con trapos blancos que producen un chasquido seco— y los rederos accionan las poleas al toque de corneta del palomero mayor. La escena, coordinada con precisión, apenas dura unos segundos y termina con el desplome de las redes que atrapan a las aves.
@navarra.tv 🌬️ El viento dificulta el 'Domingo de Palomeras' en Etxalar El fuerte viento del sur ha impedido que se desplieguen las tradicionales redes para la captura de palomas 🔗 Más info en el link de nuestra bio #Etxalar #DomingoDePalomeras #palomeras #palomas #caza #cultura #tradición #Navarra #NavarraTelevisión ♬ sonido original – Navarra Televisión
Hoy, más que una modalidad de caza, esta práctica es una demostración viva de patrimonio cultural, una herencia transmitida durante generaciones que combina intuición, observación y una notable comprensión del comportamiento animal. Aunque las capturas disminuyen cada año, los palomeros de Etxalar siguen manteniendo viva una tradición que ha sabido adaptarse al tiempo sin perder su esencia.








