Imagina que caminas por tu coto de caza pendiente de los rastros que puedas encontrar en sus dominios cuando, detectas unas huellas desconocidas y con forma palmeada. Aunque puedas pasarlas por alto, estaría bien que supieras identificarlas, ya que si son como las de la imagen que encabeza este artículo está claro: un nuevo depredador ha llegado.

Hablamos del mapache boreal (Procyon lotor), una especie introducida en Europa a principios del siglo XX, inicialmente como especie peletera y posteriormente como mascota, que llegó al medio natural a partir de escapes de granjas y, sobre todo, de sueltas intencionadas por parte de aquellos propietarios que eran incapaces de mantener a estos ejemplares en sus domicilios.

Evolución imparable

Lamentablemente, y en un corto periodo de tiempo, ha conseguido extenderse por casi todo el continente, con un crecimiento exponencial en las últimas décadas. Se trata de una especie muy inteligente y tremendamente versátil que se adapta rápidamente a cambios en las condiciones ambientales de su hábitat, ocupando incluso nuevos nichos y colonizando áreas donde previamente no se encontraba.

Además, su biología reproductora proporciona una tasa de crecimiento poblacional muy elevada. Todo ello redunda en una gran capacidad de expansión, siendo muy rápida en caso de no encontrar competidores o predadores. Por ello fue sido incluida en 2011 en el Anexo I del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras.

Mapache, una especie exótica invasora. © Shutterstock

Mapaches en España

Desde el año 2001, en el que se detectó el primer mapache en el medio natural en la isla de Mallorca y el año 2003, en el que fue capturado el primer ejemplar asilvestrado en la Comunidad de Madrid, se han extraído cientos de animales de la naturaleza, con poblaciones que crecen exponencialmente año tras año.

En la actualidad se ha confirmado la presencia de mapaches en libertad al menos en Cataluña, Comunidad Valenciana, País Vasco, Castilla-La Mancha, Andalucía, Asturias, Galicia o Canarias, además de Madrid y Baleares, a pesar de que su venta se encuentra prohibida en España.

Como cualquier especie alóctona de carácter invasor, la existencia de una población de mapaches en estado silvestre tiene un impacto negativo sobre el ecosistema y las especies que lo habitan, además de suponer un serio riesgo para la población humana: es un potencial transmisor del virus de la rabia y de un peligroso parásito denominado Baylisascaris. Los principales factores de amenaza son la predación sobre la fauna autóctona, la competencia con otros carnívoros, la transmisión de enfermedades, tanto a la fauna como al hombre, y el impacto económico que provoca.


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Los cazadores, una vez más, la pieza clave en su control

Estar atentos al avance del mapache en los próximos años en nuestro país será fundamental y, una vez más, los cazadores jugarán un papel muy destacado en cuanto a su vigilancia y control. En algunas comunidad autónomas como Madrid, ya fue incluido como especie cinegética, con el único objetivo de que ayudásemos en su control.

Ya lo sabes: si ves huellas similares a las que te hemos mostrado, no las pases por alto, toma nota y notifícalo a la Consejería en materia de Medio Ambiente de tu comunidad autónoma.

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