El pasado mes de agosto la organización ecologista WWF lanzó una campaña comunicación en la que aseguraba que «un lince ibérico muere a manos de furtivos cada semana». Esta afirmación, tan sensacionalista como carente de datos que lo sostuviesen, señalaba que en España están muriendo cada año al menos 52 linces ibéricos por disparos y «por métodos de caza no selectivos, crueles e ilegales, como los cebos envenenados o los cepos».
La organización ecologista subvencionada afirmaba entonces «que ha resurgido el furtivismo, uno de los principales factores que llevó al lince al borde de la extinción. Es la segunda mayor causa de mortalidad no natural de la especie (un 5%), muy cerca de los atropellos (un 6%)».
Las cifras aportadas por WWF eran delirantes. Según ellas el furtivismo y atropellos solo sumarían el 11% de causas de mortalidad no natural del lince. Aún quedarían un 89% de linces que mueren por otras causas, lo que arrojaría una cifra de mortalidad anual de unos 927 ejemplares fallecidos al año. Un dato que no resulta muy creíble, teniendo en cuenta que su población actual en la Península Ibérica está estimada en unos 2.000 ejemplares.
A pesar de los datos arrojados, los ecologistas no pudieron probar que realmente esté muriendo un lince a la semana por culpa del furtivismo y trataron de sostener su bulo afirmando que se trata de «estimaciones» realizadas en el marco del proyecto Life Swipe, del que WWF es beneficiaria. Un proyecto que ha contado con un presupuesto de más de tres millones de euros del dinero de los contribuyentes.
Este hecho fue denunciado por este medio y condenado por la Fundación Artemisan, quien exigió a WWF una rectificación por falsear los datos de las muertes de linces en España.
Los datos oficiales desmontan el bulo de WWF
A pesar de que WWF ha continuado intentando criminalizar al sector cinegético asegurando que el furtivismo está al alza, la realidad de los datos oficiales ha desmontado su bulo sobre los linces muertos a manos de la «caza ilegal», como llegan a denominar al furtivismo. Según los datos del censo de lince ibérico de 2023 elaborado por el propio Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), en 2023 murieron 189 linces en nuestro país.
De estos 189 linces, 144 (el 76,19%) fueron atropellados en carreteras, 10 (5,29%) perecieron por enfermedades como la leucemia felina o el parvovirus felino y 35 (18,52%) lo hicieron por otras causas. De esos 35 sólo uno (un 0,52% del total) murió por un disparo, lo que demuestra que el impacto del furtivismo es, por fortuna, muy residual, a pesar de lo que afirma WWF.
El 99,48% de los linces muertos en 2023, por tanto, perecieron por causas que nada tienen que ver con el furtivismo, siendo los atropellos en carretera el principal problema al que se enfrenta la especie.
A pesar de la contundencia de los datos, el titular de la nota de prensa que WWF enviaba a los medios hace unos días era el siguiente: «La población de lince supera ya los 2000 ejemplares pero sigue amenazada por atropellos, furtivismo y el descenso de la población de conejo de monte, según WWF». En el interior de la nota incluía las declaraciones de Ramón Pérez de Ayala, quien a pesar de la contundencia de los datos afirmaba: «el furtivismo, la caza ilegal y los atropellos siguen poniendo en riesgo la supervivencia de la especie».
Silencio ante la Ley de Bienestar Animal y los gatos asilvestrados que amenaza a los linces
La propagación de bulos basados en estimaciones y no en datos empíricos para criminalizar al sector cinegético contrasta con el silencio que esta organización subvencionada desde el Gobierno de Pedro Sánchez guarda con otras cuestiones políticas que sí son una amenaza real para el lince.
Nos estamos refiriendo a la Ley de Bienestar Animal aprobada durante la pasada legislatura y que blinda y obliga a las administraciones a mantener las colonias de gatos callejeros y asilvestrados. Tal y como señalan diversos estudios y advierten los expertos, estos gatos son portadores de enfermedades que pueden afectar a la supervivencia del lince ibérico.
El furtivismo ya no es una amenaza para el lince ibérico en España
En este sentido hay que recordar el estudio publicado en la revista científica internacional Applied Animal Behaviour Science por la Fundación Artemisan y titulado ‘Censo, abundancia y efectos del gato doméstico en la fauna silvestre de la Red Natura 2000‘, que demuestra la amplia presencia de estos felinos en el medio natural y la amenaza que supone para la biodiversidad.
Este dato es muy importante, teniendo en cuenta que las enfermedades son la segunda causa conocida de muerte de linces, según se desprende de los datos del MITECO.
A pesar de ello, WWF prefiere seguir mirando para otro lado y señalar a un sector completamente implicado en la recuperación del lince ibérico, el cual ha encontrado en los cotos de caza el hábitat perfecto para seguir alejándose del abismo de la extinción.