En la localidad sevillana de Osuna se ha apagado la vida de Rafael Vázquez, un hombre de 72 años que dedicó su existencia al campo y a los animales. Su despedida, cumplida tal y como había expresado en vida, refleja no solo su fuerte arraigo a la tierra, sino también la sencillez con la que quiso marcharse.
Familiares, amigos y vecinos acompañaron al féretro en un carro centenario tirado por mulas, un gesto que convirtió la tarde en una escena cargada de emoción. El cortejo recorrió las calles entre aplausos, lágrimas y muestras de cariño hacia quien fue un hombre querido por todos.
Una vida entre animales y campo
Según refleja El Pespunte, desde muy joven Rafael trabajó como pastor de vacas con la familia Domínguez, y pronto consolidó una relación inseparable con el mundo animal. Más tarde tuvo cabras y ovejas, y poco a poco fue levantando con esfuerzo un espacio propio en el que convivían gallinas, pavos y otros animales de corral.
Aunque las tierras que cuidaba no eran suyas, Rafael se entregó a ellas como si lo fueran durante más de tres décadas. Allí construyó con sus manos una casa y restauró un carro que acabaría marcando su último viaje. La rueda que completaba aquel vehículo fue un regalo de su amigo Fernandito, símbolo de amistad y generosidad.
El deseo cumplido en su despedida
Rafael siempre dejó claro cómo quería marcharse: en un carro tirado por mulas. Sus familiares y amigos hicieron lo posible para cumplir esa voluntad. El vehículo, centenario, fue acompañado por mulas procedentes de Marchena, gracias al gesto desinteresado de quienes quisieron honrarlo como él había soñado.
Tal y como recoge el citado medio, su vida estuvo marcada por la generosidad. Pese a sus problemas de salud, nunca dejó de trabajar en lo que más le gustaba. Amigos cercanos recuerdan cómo encontraba la manera de seguir activo, ya fuera podando una parra o arreglando un corral.
El legado de un hombre bueno
Tras sufrir un coma diabético, Rafael resistió tres días hasta que su cuerpo no pudo más. Su esposa, con quien compartió más de medio siglo de matrimonio, lo recuerda como un hombre servicial, siempre dispuesto a dar lo poco o mucho que tenía.
Uno de sus amigos lo definió con sencillez, pero con palabras que resonaron en todos: «Lo que él tenía, se lo quitaba para dárselo a un amigo».
@elpespunte 🌾 Rafael Vázquez, hombre de campo y de animales, se despidió como siempre soñó: en un carro tirado por mulas y rodeado de quienes lo querían. Un último viaje que refleja la huella de un hombre sencillo y generoso en Osuna. 👉 Lee su historia completa en elpespunte.es
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La multitud que lo acompañó en su último viaje fue reflejo de lo que sembró: amistad sincera, generosidad sin intereses y cariño verdadero. Rafael Vázquez se fue como vivió: rodeado de la gente que lo quería y con el campo como eterno protagonista.








