El olivicultor Tomás Santamaría, que trabaja entre Utande y Valdearenas (Guadalajara), llevaba años buscando una forma de agilizar la recolección en sus olivares más humildes, donde la contratación de personal resultaba poco rentable. Ese terreno, marcado por producciones variables y mucho tiempo de trabajo en solitario, era el escenario perfecto para idear una herramienta distinta, hecha a su medida.
La chispa apareció en un lugar inesperado. Santamaría observaba los movimientos repetitivos de un túnel de lavado cuando empezó a imaginar una estructura que aplicara el mismo principio sobre las ramas de los olivos. Aquella idea, nacida casi sin querer, terminó convertida en una máquina capaz de varear el árbol y recoger la aceituna en un solo paso. Hoy la llama, con humor y orgullo, «La Tomasenka».
Tras varias pruebas y ajustes, el agricultor montó una estructura metálica con tres paredes y una serie de rotores internos que mueven unos latiguillos de plástico orientados hacia el interior. El sistema se engancha tanto a la pala delantera como a la parte trasera del tractor. Al introducir el apero en la copa del olivo, los latiguillos golpean suavemente las ramas y desprenden la aceituna, que cae directamente en un cajón inferior similar al de los paraguas utilizados en explotaciones mayores.
Un invento adaptado a los pequeños olivares
Santamaría insiste en que el objetivo no es competir con la maquinaria industrial, sino ofrecer una alternativa viable para quienes trabajan olivares de bajo rendimiento. En su caso, explica que los costes de mano de obra superaban con frecuencia los ingresos obtenidos en campañas flojas, lo que lo llevó a buscar una solución práctica para seguir manteniendo sus parcelas sin renunciar a la recolección.
La Tomasenka reduce el tiempo de trabajo y permite que una sola persona pueda completar tareas que antes requerían varias jornadas y más personal. Además, su diseño casero facilita el mantenimiento y las posibles modificaciones futuras, algo esencial para agricultores que ajustan cada herramienta a la topografía y a la forma de sus árboles.
@tomasimmmm ♬ sonido original – Tomás Santamari
Un ejemplo de ingenio rural
El proyecto ha despertado interés en la zona por lo llamativo de su origen y su planteamiento. No es la primera vez que un agricultor adapta maquinaria a las necesidades del campo, pero sí un ejemplo claro de cómo la observación cotidiana puede desencadenar soluciones útiles. Su creador confía en que el sistema pueda servir de inspiración para otros profesionales que buscan optimizar sus trabajos sin depender de grandes inversiones.








