Dentro de los trastornos que pueden afectar a los perros, la diarrea es el más común de manera anual en Reino Unido. Por ello, un nuevo estudio, dirigido por el programa VetCompass del Royal Veterinary College (RVC), ha desvelado el nivel de eficacia de un tratamiento utilizado habitualmente para tratar de frenarla.
Hasta el momento, muy pocas investigaciones han demostrado el beneficio del uso de antibióticos para tratar la diarrea no complicada. Sin embargo, un empleo excesivo e inadecuado de estos en animales se ha relacionado con un aumento de la resistencia a los mismos. Esto ha sido considerado uno de los problemas de salud más graves a nivel internacional.
De este modo, la evidencia acerca de la utilización de antibióticos para tratar la diarrea en perros es fundamental para que los veterinarios encuentren el mejor manejo clínico de esta afección.
Un nuevo estudio sobre la diarrea en perros
El estudio del RVC, con el fin de estimar los efectos del tratamiento, hizo uso de métodos novedosos de inferencia causal «emulación de ensayo objetivo». Para ello, incluyó una muestra aleatoria de 894 perros de entre tres meses y 10 años diagnosticados con diarrea no complicada en el año 2019.
Del total, a un 39,7% les recetaron antibióticos, mientras que al 60,3% no lo hicieron en la primera visita al veterinario. Respecto al primer grupo, la probabilidad de resolución clínica de la diarrea fue del 88,3%, frente al 87,9% del segundo.
Por lo tanto, esa insignificante diferencia del 0,4% llevó a la conclusión de que el tratamiento con antibióticos no provocó ningún efecto beneficioso en el tratamiento. Cerca de nueve de cada 10 perros con diarrea no complicada lograron recuperarse tras una única visita al veterinario, independientemente del uso de antibióticos.
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Asimismo, el trabajo también estudió los nutracéuticos gastrointestinales para tratar dicho trastorno. Estos son productos derivados de fuentes alimenticias que buscan restaurar la salud digestiva, como son los probióticos y los prebióticos.
En cuanto a ello, el estudio mostró que su prescripción no generó diferencias estadísticamente relevantes en la resolución clínica en comparación con los perros a los que no se los recetaron.