Desde que en el año 2017 el Gobierno acabase con el silvestrismo en España, la forma de vida de miles de aficionados que practicaban su pasión, como David Tejedor, dio un giro por completo. Para él, esta cultura era su forma de vida, pero «un golpe bajo» de los políticos, como así define la prohibición, truncó sus ilusiones.

«A mí me gustaba tener mi media docena de jilgueros y pardillos, pero nos han fastidiado bien. Los pájaros que tengo ahora, son todavía los capturados en 2017. No entiendo por qué nos hicieron eso», sigue denunciando Tejedor.

Una perdiz de 13 años y otra de tres lo consideran como un ‘padre’

Desde entonces, y aunque no es cazador en ninguna otra modalidad, la cría de la perdiz ha sido su pasión. En concreto hay dos ejemplares a los que tiene un cariño especial: una perdiz de 13 años y otra de 3. Ambas se van tras él, se suben en su hombro, le cantan al oído… «es un espectáculo verlas y sentirlas», confiesa el silvestrista. 

«Aunque no soy cazador, solamente silvestrista, tengo muchos amigos que practican la caza con reclamo y me gustan mucho los vídeos. Gracias a mimar las perdices, a estar con ellas, a darles cariño, a pasearlas… he conseguido que me tengan un cariño especial», asegura Tejedor a Jara y Sedal. «Me han escrito para comprármelas, pero no las vendo», confiesa.

«Las he criado desde pequeñas tratando de que se sientan como en el campo, todos los días le iba a coger saltamontes, su pasto verde, su comida buena… y a mí me tienen como si fuera su padre. Me las llevo al monte y se me vienen detrás. He criado muchas y como esas dos que tengo, ninguna», relata. «Las saco por la terraza y vienen detrás de mí como cuando están cazando a reclamo y van a reñir por el macho», señala el silvestrista.

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Dos cazadores crían a este increíble reclamo de perdiz: «Es uno más de la casa»

perdigón perdiz
Dos momentos del vídeo. / YouTube

El joven cazador pacense Antonio Castillo, natural de la localidad de Baterno, ha narrado a Jara y Sedal la historia del peculiar perdigón que su padre y él tienen desde hace ocho años. Se llama ‘Coronel’ y lo han enseñado de tal forma que «borda los reclamos», como el propio cazador asegura, además de ser «uno más de la casa».

Su padre, Emiliano Castillo, crio a Coronel desde perdigón. «A base de ir dándole de comer de la mano y de tenerlo cerca de nosotros, se ha ido familiarizando con el entorno humano y es uno más de nuestra familia», asegura el joven, que explica que «acude a ti cuando lo llamas». Te lo contamos en este enlace.