La detección de nuevos casos de peste porcina africana (PPA)en territorio español después de tantos años libres de la enfermedad ha generado una inquietud evidente en los sectores cinegético y ganadero. La expansión del virus por Europa ha demostrado que, cuando aparece, la rapidez en la reducción de densidades de jabalí marca la diferencia entre contener el avance o permitir que se descontrole. En ese contexto, cada herramienta de eficacia probada cobra relevancia, y una de ellas es el silenciador, un dispositivo plenamente integrado en las estrategias de gestión cinegética de la mayoría de países europeos pero todavía inexplicablemente prohibida en España.
De hecho, países como Polonia legalizaron su uso precisamente después de la entrada de la PPA en su territorio. ¿Por qué? Porque facilita el control de los jabalíes. Al reducir el sonido de los disparos evita que otros jabalíes que se encuentran en la zona se asusten y huyan a otros lugares. Esto tiene dos ventajas: en primer lugar hace más efectivas las acciones de control que se realizan sobre una zona y en segundo, y más importante, reduce las posibilidades de que los animales que se encuentran en esa zona huyan a otras nuevas, disminuyendo la posibilidad de que la enfermedad colonice nuevas áreas. Y este es precisamente el objetivo principal de toda la estrategia de contención de la PPA.
Un marco legal anclado en 1993
¿Por qué sigue prohibido en España? Para comprender esta situación es necesario retroceder al Reglamento de Armas vigente desde 1993. En su artículo 5.1 k) se prohíbe expresamente la publicidad, tenencia y uso de silenciadores, salvo para ciertos funcionarios habilitados. El abogado especializado en derecho cinegético Jaime Valladolid recuerda que la prohibición abarca también su compraventa y que el Tribunal Supremo dejó claro en su Sentencia 1995/2000 que incorporar un moderador de sonido al arma no constituye un delito de tenencia ilícita, pues no altera la capacidad letal ni la peligrosidad del rifle. Valladolid subraya que los moderadores no figuran entre los métodos prohibidos por la Ley 42/2007 ni por las directivas europeas, y que Europa no los prohíbe, sino que los reconoce y clasifica en su normativa técnica.
Así, el veto español se convierte en una anomalía dentro del marco comunitario.
Europa los usa, y algunos países lo hacen por la PPA
El contraste con la Unión Europea es evidente. 13 Estados miembros permiten su uso para cazar, otros 6 los autorizan con restricciones y sólo 7 países, entre ellos España, mantienen una prohibición total. En países como Finlandia, Suecia, Francia, Portugal, República Checa o Irlanda su uso está normalizado. En otros, como Estonia, Hungría o Italia, se autorizan para actuaciones específicas destinadas a frenar la peste porcina africana. Un ejemplo particularmente relevante es Polonia, donde desde el 31 de enero de 2020 los cazadores pueden utilizarlos con autorización veterinaria para contener la enfermedad.
Una herramienta eficaz y ética en la gestión del jabalí
La sobreabundancia del jabalí constituye un problema ecológico creciente. Cuando las poblaciones superan la capacidad del ecosistema, aumenta el riesgo sanitario. Y esto es algo que están sufriendo todas las comunidades españolas. En este contexto, la caza es un instrumento de gestión esencial. Como ya hemos indicado, la incorporación de moderadores de sonido aporta una ventaja directa: al disminuir el ruido del disparo se reduce el llamado stock disturbance, la reacción de huida inmediata que altera a los animales cercanos. Con menos estampida, se mejora la eficacia de los controles, se facilita la selección y se reducen los desplazamientos del personal.
En especies gregarias como ciervos o cabras monteses, esta diferencia se acentúa: con un moderador, la reacción ante el disparo es menor, lo que permite intervenir con más precisión y menos estrés animal. La literatura científica apunta a que esto se traduce en un manejo más eficiente y ético, por lo que varios autores consideran que regular su uso debería ser un paso lógico.
Persisten mitos sobre los silenciadores que no se sostienen técnicamente. El especialista en armas de la firma Bergara, Rafa Carrillo, explica que el proyectil no pierde velocidad y que la mejora en la agrupación se debe a la reducción del retroceso. También señala que la balística terminal permanece intacta, lo que desmonta uno de los temores más comunes de que reste efectividad al disparo.
Un veto que no responde a criterios europeos
Por su parte, el vicepresidente de ANARMA, Daniel Álvarez Ibáñez, atribuye la situación al papel restrictivo de la Intervención Central de Armas y Explosivos de la Guardia Civil y la CIPAE, organismos que, según él, actúan como legisladores de facto y aplican criterios más estrictos que los europeos. Según ha declarado a este medio su postura habría frenado cualquier avance hacia la normalización de estos dispositivos, incluso en situaciones donde otros países los emplean para proteger a su sector ganadero de la PPA.
En un artículo publicado el pasado mes de julio en Jara y Sedal, el secretario de la Federación Sectorial Armera, Pedro Morrás, señalaba cuatro vías para permitir su legalización: modificar el Reglamento de Armas, reinterpretar el marco actual, aprobar una ley específica o establecer un sistema de homologación como el portugués. El problema de todas ellas es que son vías lentas que, en el mejor de los casos, tardarían meses en aplicarse si existiera consenso político. Morrás recuerda que hubo intentos serios en el pasado de legalizar los moderadores de sonido y que fue la falta de apoyo institucional lo que los frustró.
La peste porcina africana obliga a replantear herramientas, protocolos y decisiones. España afronta un desafío sanitario que afecta a la ganadería, a la economía rural y a la conservación de los ecosistemas. Muchos países ya han integrado los moderadores de sonido como parte de ese esfuerzo. La cuestión es si España seguirá siendo una excepción o si adaptará su normativa a un escenario que ha cambiado para siempre.
