La situación que se está viviendo a día de hoy en España respecto a las poblaciones de lobos lleva varios años siendo bastante preocupante. Sus daños, principalmente, afectan a la ganadería. Es por ello y por la prohibición de su caza y control en 2021 que en estas zonas de conflicto aparecen ejemplares muertos de esta especie cada cierto tiempo.
Esta vez ha sucedido en la localidad de Boca de Huérgano, en León. Allí, agentes medioambientales del Servicio Territorial de Medio Ambiente, junto con la Patrulla de Riaño del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil, han recogido el cuerpo sin vida de un ejemplar de lobo ibérico.
Al ingresar en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Valladolid, los trabajadores procedieron a realizar un análisis anatomopatológico del animal. De este modo comprobaron que recibió un único disparo y que muestra restos de metralla en la zona cervical muy próxima al cráneo, con desplazamiento de la columna y fractura conminuta de las primeras vértebras cervicales.
Una hembra de lobo ibérico
Resultó ser una hembra adulta reproductora, de una edad cercana a los 6 o 7 años, con las mamas desarrolladas y el útero con marcas visibles de haber parido siete cachorros este mismo año. A partir de ese momento y en colaboración con el SEPRONA, se están desarrollando las investigaciones y seguimientos sobre el terreno oportunos al considerar que el hecho puede constituir un delito.
Lo cierto es que, desde la inclusión del lobo ibérico en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (Lespre) en 2021, hemos podido conocer más episodios de esta índole en diferentes puntos de España que sufren los daños de dicha especie.
Respecto a sus posibles sanciones, dar muerte de manera intencionada a un lobo podría suponer una infracción administrativa grave. La Ley 42/2007, de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, establece multas que pueden superar los 200.000 euros y que, incluso, pueden acabar en penas de prisión.