Lo cierto es que la caza es una actividad que tiene su origen muy atrás y, por lo tanto, cuenta con un amplio respaldo histórico. Esto ha llevado a que, a lo largo del tiempo, se hayan ido desarrollando diversas técnicas y métodos que han evolucionado hasta la actualidad. A continuación vamos a conocer seis antiguos métodos de caza de los tramperos de antaño.
Las trampas utilizadas para la caza menor podían fabricarse empleando diferentes materiales como las hebras interiores de cuerdas de paracaídas o hilos de pescar, entre algunos otros. Algunas de ellas contaban con la suficiente resistencia, incluso, para atrapar animales del tamaño de un ciervo.
Lazo al paso
En el caso del lazo al paso, este se realizaba haciendo un lazo corredizo con cuerda, hilo de pescar o cable y colocándolo en una trocha o sendero a la altura de la cabeza del animal objetivo y atando el extremo a un árbol, una estaca o un tronco en el suelo. Evolucionó con la colocación de un freno o tope para no capturar especies cuya caza estuviera prohibida.
Lazo con muelle
El lazo con muelle funcionaba tras la activación de un gatillo que levantaba a a la presa en el aire. Es un método que solía utilizarse, sobre todo, con conejos, aunque también era válida para especies de mayor tamaño.
Trampa de losa
Dentro de las trampas mortales estaba la trampa de losa o primavera, la cual era una de las más fáciles de fabricar y de colocar. Este tipo de métodos solían funcionar con cebos que atraen a la presa hasta ellos, normalmente carnívoros o roedores, sobre los que caía el tronco o la roca empleados al rozar el ‘gatillo’ o pequeño palo que se colocaba para su activación al más mínimo movimiento.
Trampas de tensión
Para las trampas de tensión se utilizaban puntas de lanza endurecidas al fuego bajo tensión y podían resultar mortales para depredadores y para sus presas. A ellas pertenece la trampa de lanza con resorte, eficaz para jabalíes, ciervos y otras especies cinegéticas que recorren senderos definidos.
Algo muy importante era asegurarse de que el empuje horizontal de la lanza se encontraba a un nivel que impactara en el cuerpo del animal. No obstante era una trampa de extremo peligro.
Trampas para aves
Por lo general, las aves suelen ser más fáciles de atrapar que los mamíferos. El poste para pájaros era una trampa colocada en un claro grande de una zona boscosa para que los pájaros la busquen de forma natural como lugar donde posarse.
Primero se afilaban los dos extremos de un poste y se perforaba un pequeño agujero cerca de uno de ellos. El otro iba clavado al suelo hasta quedar bien sujeto. El siguiente paso era cortar un palo de 15 centímetros de largo que quepa en el agujero.
A continuación, atar una piedra a una cuerda fina y pasarla a través de dicho agujero para, después, hacer un lazo corredizo que cuelgue sobre la percha. Por último hay que hacer un nudo por encima de la cuerda, en la parte posterior del lazo corredizo, y colocar el palo contra el agujero.
De este modo, la tensión debería mantenerlo en la misma posición. En el momento en el que un pájaro bajase volando y se posara, el palo se desplazaba y la piedra caía dejando sus patas atrapadas.
Trampas para peces
Durante la noche, los peces nadan junto a las orillas o se desplazan hacia aguas poco profundas para alimentarse. La trampa de embudo era una forma más de atraparlos en esos momentos. Para ello, nuestros antepasados apilaban piedras o palos bien espaciados y clavados sólidamente en el lecho del río o lago en forma de embudo.
Así era la técnica del cañar, un método de pesca de truchas de antaño
Cuando los peces pasaban por ella, se cerraba la entrada de la trampa y se cogían con una red hecha atando una camisa u otra tela entre dos palos robustos.
Hemos de apuntar por último que si bien hoy día los anteriores métodos de captura están prohibidos en España, durante un largo tiempo estos u otros similares formaron parte del tipo de caza que se practicaba en nuestro país para poder capturar animales con los que alimentar a la familia. Forman parte de nuestro pasado más reciente.