El canal de caza gratuito Cazaflix ha estrenado el primer episodio de la segunda temporada de Con la luna por testigo, una serie que ha marcado un antes y un después en la forma de contar las esperas de jabalí. En esta nueva entrega, Rubén Montés no está solo: le acompaña Israel Hernández, director de Jara y Sedal y de Cazaflix, para compartir reflexiones, vivencias y esa pasión por una modalidad que, más que técnica, para ellos es casi espiritual.
El capítulo comienza como un manifiesto claro: la espera es un ritual íntimo, de noches largas y emociones contenidas, donde cada cazador busca su propio fantasma entre las sombras. El «macareno viejo» que siempre se escapa es, en realidad, un símbolo. Para Rubén, como deja claro desde el primer minuto, el valor está en lo vivido, no en lo abatido. Durante la primera temporada se enfrentó al «alfa», un viejo macareno que se llegó a convertir en una obsesión y del que aprendió mucho.

Juntos en la búsqueda de lo auténtico
Israel, criado en una familia de cazadores en Salamanca, comparte con Rubén más que una noche de campo. Comparten una misma forma de entender la caza: honesta, comprometida, alejada del ruido. En esta primera jornada, recorren juntos el monte, analizando huellas, rascaderos y bañaderos. Aunque hay movimiento, no terminan de encontrar las señales de ese gran cochino que buscan.
Cambian entonces de estrategia y se trasladan a la vega, una zona rica en historia donde los cochinos bajan más confiados por el agua, la siembra y el pasto fresco.
Esperas con sentido
La serie profundiza también en lo emocional: la caza como vínculo familiar y generacional. Israel narra una escena especialmente conmovedora junto a su hijo, que le preguntó por qué temblaba al cobrar con un buen jabalí abatido. «Cariño, es que esto no es normal», le respondió. Y es que cada lance, cuando se hace de verdad, conmueve hasta el más duro de la sierra.
La conversación se abre a la tecnología con la presencia fundamental de Nocpix, una nueva marca de visión térmica. Rubén e Israel prueban modelos como el Vista y el Lumi H35, y plantean un debate realista y necesario: el térmico no sustituye la magia, la transforma. Bien usado, mejora la seguridad y evita errores; mal empleado, desvirtúa la esencia. «No nos hace mejores, pero sí más justos», afirman.

Una noche de San Juan para el recuerdo
El capítulo culmina con una escena que justifica por sí sola toda una temporada de espera: dos jabalíes peleando a 400 metros, un espectáculo que solo la tecnología térmica permitió observar. Poco después, Rubén culmina la noche con un disparo a 170 metros.
Este primer episodio no es solo un regreso, es una declaración de principios: la caza con la luna por testigo es una forma de estar en el mundo, y esta serie sigue siendo una de las mejores formas de contarlo.









