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Jesús Caballero – 21/04/2016 –

SATURNISMO

El saturnismo o plumbismo, es la intoxicación por sales de plomo, viene su nombre de que los antiguos alquimistas llamaban Saturno a este metal.
En las acuáticas, es una enfermedad perfectamente estudiada. El plomo del humedal, pasa al digestivo de las aves al confundirlas estas con granos o piedrecitas, luego se alojan en la molleja donde tras unas semanas de corrosión y exposición a los poderosos jugos gástricos, liberan sales tóxicas que en las peores condiciones debilitan o incluso matan al animal.
El IREC concluyó en un estudio que la exposición subletal del plomo también afectaba al sistema inmune de las aves silvestres, acortándoles la esperanza de vida. Hasta aquí, la ciencia, luego cualquier traslado a la patología humana, es pura especulación y de eso va esta nota.
Por fortuna, el digestivo de los humanos, nada tiene que ver con el de las aves, nuestro tránsito intestinal es más rápido, los jugos menos agresivos y por tanto, la posibilidad de intoxicación por esta causa, despreciable; de hecho, en la actualidad, no hay diagnosticado un solo caso de plumbismo humano en la UE, achacable al consumo de carne de caza.
Se sabe que cada pieza abatida de caza menuda, lo hace tras haber recibido el impacto de una media de seis plomos, de modo que para conseguir los 60 microgramos/dl que son los niveles de intoxicación del humano adulto, deberíamos consumir una media de cinco perdices diarias (con todos sus plomos), durante al menos un año, es decir, unos 1.900 pájaros… arduo trabajo. Sin embargo, y aunque el riesgo sea tan homeopático, periódicamente se reaviva la polémica de este peligro, y curiosamente cuando la carne de caza es excedentaria y abundante como lo es ahora al final de la veda.
Algunos foros medioambientalistas, por ejemplo, recomiendan rechazar la carne de caza de los bancos solidarios, esgrimiendo nefastas consecuencias por su consumo. Decía Petronio: “Númerum stultum infinitum est”, que en libre traducción sería:”Hay más tontos que botellines”
Ante esta situación, vamos a ser maliciosos y señalar dos sospechas: una, podríamos decir que son los grandes intereses comerciales en la munición alternativa, algunos siguen nerviosos tratando de imponerlas a toda costa, aunque un estudio de la UE (Lead Reach Dossier) concluya que: “El plomo utilizado en la munición deportiva del tiro de caza no tiene ningún impacto de la tendencia vital de las poblaciones de animales salvajes…” El interés pasado de nuestra Federación en estas alternativas, fue considerado por una parte de la cofradía cinegética, como “fuego amigo”, donde intereses particulares, parecían anteponerse a los generales.
De otra parte, como decía líneas arriba, están los colectivos anticaza, que con su activo retén de guardia, no desaprovechan ocasión alguna para hurgarnos las yugulares; en este caso, la hipocresía ecologista raya lo inaudito, no sólo manipulan los datos, sino que ahora  resulta que lo que les preocupa es nuestra salud…
Siguiendo la costumbre de no firmar ninguna nota sin dejarles una moraleja, voy a cerrar ésta dándoles algunos consejos culinarios: El primero es desechar para consumo las vísceras red (hígados, pulmones, riñones…); el segundo, evitar los excesos de cocción y por último, restringir los derivados cinegéticos en la dieta infantil.
Con todo, el cuento, acaba como siempre: ¡¡Sean felices y coman perdices…!! Sin miedo.