Los brotes de sarna pueden afectar a las poblaciones de cabras más de lo que nos pensábamos. Así se desprende de un estudio titulado «Un brote de sarna sarcóptica impulsa patrones a largo plazo de un rasgo de aptitud en un ungulado exótico» publicado recientemente por un grupo de investigadores españoles del IREC.
Este trabajo analiza cómo un brote de sarna sarcóptica producido en 1992 afectó a una población de arruí de Sierra Espuña. Según se ha podido comprobar, este evento tuvo consecuencias significativas y duraderas en la estructura de la población y en la expresión de ciertos rasgos fenotípicos, particularmente en el tamaño de los cuernos.
Como es sabido, la sarna sarcóptica es una enfermedad parasitaria que puede causar alta mortalidad en poblaciones de animales salvajes. De hecho, la caza es una de las mejores herramientas de las que disponemos para luchar contra ella, al permitirnos eliminar ejemplares afectados y reducir el riesgo de contagio al disminuir las poblaciones. En 1992, un brote masivo de esta enfermedad afectó a la población de arruí de Murcia, provocando una drástica disminución en su número. Este estudio, realizado por un equipo de investigadores formado por Roberto Pascual-Rico, José A Sánchez-Zapata, Mónica G. Candela y Sergio Eguía y Jomar Magalhães Barbosa se ha centrado en analizar cómo este evento afectó a la longitud de los cuernos de los arruís a lo largo del tiempo, utilizando datos recopilados entre 1980 y 2014.
¿Cómo afectó el brote a los cuernos?
Los investigadores emplearon un modelo lineal generalizado para comparar la longitud de los cuernos antes y después del brote de sarna. A través de él analizaron datos de cuernos de machos y hembras, observando cómo estos cambiaron con la edad y cómo el brote de sarna influyó en estos patrones.
El estudio reveló que, tras el brote de sarna, tanto los machos como las hembras presentaron cuernos más cortos en comparación con los datos anteriores al brote. Este efecto fue más pronunciado en los machos. Concretamente, la longitud media de los cuernos de los machos de arruí cazados antes de la epidemia, entre 1980 y 1992, fue de 64,8 cm, mientras que los abatidos después de ella (entre 2008 y 2014) fue de 48 cm. Además, se observó que, incluso cuando los animales alcanzaban edades maduras, la longitud de los cuernos no aumentaba con la misma intensidad que antes del brote.
¿Por qué los ejemplares con cuernos cortos se vieron favorecidos por la sarna?
A la luz de estos resultados los investigadores sugieren que dos procesos principales podrían haber influido en estos cambios: primero, el brote de sarna actuó como un cuello de botella, favoreciendo a los individuos con cuernos más cortos. Segundo, durante el período posterior al brote, los animales infectados probablemente invirtieron más recursos en su sistema inmunológico, lo que limitó el crecimiento de los cuernos.
Los investigadores explican que cuando la sarna sarcóptica afectó a la población de arruí en 1991, los machos con cuernos más grandes tenían más probabilidades de entrar en contacto con otros congéneres debido a las peleas y a la cópula, en comparación con los machos de cuernos más pequeños. Por lo tanto, los machos con cuernos más grandes tenían más posibilidades de infectarse con sarna, lo que podría tener consecuencias negativas debido a la virulencia del brote y a su peor condición fisiológica durante el período de celo.
En contraste, los machos menos aptos, con cuernos más cortos y con menor acceso a las hembras, habrían reducido su exposición a la sarna, y además habrían experimentado menos estrés durante el celo, lo que les habría permitido disponer de más recursos energéticos para invertir en su sistema inmunológico y haber mejorado su supervivencia.
De esta forma, los animales supervivientes con «cuernos más cortos» se reproducirían más tarde, ya que los de cuernos más grandes habrían desaparecido, y su genotipo sería más probable en su descendencia.
En conclusión, el brote de sarna sarcóptica de 1992 no solo causó una alta mortalidad en la población de arruí, sino que también alteró significativamente la expresión de un rasgo de aptitud física, como es la longitud de los cuernos. Este estudio proporciona una visión valiosa sobre cómo las enfermedades pueden actuar como presiones selectivas en las poblaciones de animales salvajes, con efectos que perduran a lo largo del tiempo.