La empresa armera AYA, Aguirre y Aranzábal, nació en el año 1915 y tiene su sede en Éibar, localidad perteneciente a la provincia de Guipúzcoa, en el País Vasco. Desde su fundación, se dedica a la fabricación de escopetas y rifles de lujo y ahora, en 2025, está celebrando su 110 cumpleaños.
Ya en sus primeros años de vida llegó a convertirse en una de las mayores fábricas de armas de caza en Éibar. Después de la crisis de la industria del arma de caza que tuvo lugar durante la década de los años 80, así como una fallida reconversión del sector armero que puso en marcha el Gobierno Vasco, hizo que la empresa se reinventara y que pasara a especializarse en escopetas y rifles de alta calidad fabricados de manera artesanal.
El nacimiento de AYA

Sin embargo, antes de llegar hasta ese momento a la marca la ha acompañado una dilatada historia. Fue en ese mismo 1915 cuando Miguel Aguirre y Nicolás Aranzábal, después de formarse en Barcelona con el armero alemán Eduardo Schiling, decidieron fundar un taller dedicado a la fabricación de piezas para la producción armera.
Llegada la I Guerra Mundial, la empresa vio notablemente incrementada su producción, alcanzando las más de 20.000 unidades anuales. No obstante, durante la Guerra Civil española, las instalaciones de la empresa fueron destruidas.
Una vez que la contienda comenzó a llegar a su fin, en el año 1938 empezó la fabricación de armas completas bajo la marca AYA, desde la que incorporaron al mercado una gama de escopetas estándar, la mayoría paralelas, y de un tiro. De igual modo, en la II Guerra Mundial aprovecharon para introducirse en el nicho de negocio del arma de caza.

En mitad de la década de 1950 y colaborando con los ingleses Andrew y Peter King, llegaron al mercado del Reino Unido y, poco después, dieron comienzo a su exportación a Estados Unidos. Ambos se convirtieron, en los años 60 y 70, en sus principales mercados y, además, pasó a ser el mayor fabricante de escopetas en Éibar con más de 500 trabajadores y una producción anual de hasta 20.000 armas de fuego.
Una empresa de reconocimiento mundial

A partir de entonces, su crecimiento ha sido a gran velocidad. Antes de eso, en el año 1985 en el País Vasco se creó la empresa Diarm, formada por un total de 21 empresas escopeteras. Sin embargo, el proyecto terminó fracasando y, por lo tanto, cerrando dos años más tarde.
Fue así como, ya en 1988, 14 antiguos trabajadores de AYA decidieron refundar la empresa y recuperar la marca, centrándose esta vez, como ya hemos comentado, en producir armas de caza de lujo para fabricar menos, pero con mayor calidad. En esa nueva empresa mantuvieron una plantilla de 26 trabajadores altamente especializados en las diversas partes de la construcción de escopetas y rifles.
Habiéndose cumplido ya, en este 2025, 110 años desde ese primer nacimiento de la marca, a lo largo de todo este tiempo ha ido consiguiendo un gran reconocimiento a nivel mundial. Tanto ha sido así que sus marcas han sido utilizadas para la caza por ilustres personalidades.

Hacen una foto en el mismo lugar en el que se rodó ‘La muerte tenía un precio’ en 1965 y el resultado es sorprendente
Un ejemplo de ello nos lo ha mostrado la propia empresa en su perfil de Instagram (@aya_fineguns), en el que ha llegado hasta los cerca de 6.500 seguidores. Precisamente con motivo de la celebración de ese 110 cumpleaños han compartido una fotografía realmente representativa del gran éxito que ha venido cosechando la marca.
Tal y como vemos en la publicación, esa imagen nos muestra a Felipe VI portando una de las escopetas superpuestas que AYA ha fabricado artesanalmente. «S.M el rey de España Felipe VI, cuando era joven, junto a Imanol Aranzábal, tercera generación en AYA-Aguirre y Aranzábal», han concretado en el texto que acompaña a la foto.