Dejar el arma en el coche tras una jornada de caza puede tener mayores consecuencias de lo que parece. Además del riesgo evidente de que el arma caiga en manos indebidas, la ley considera este comportamiento una negligencia grave que puede suponer multas importantes e incluso la retirada de la licencia.

El prestigioso abogado especializado en caza y mundo rural Jaime Valladolid, colaborador habitual de Jara y Sedal, aclara que este tipo de situaciones no solo implican sanciones económicas, sino también consecuencias administrativas que pueden afectar al futuro del cazador como titular de un permiso de armas.

Si en algún momento has pensado dejarla dentro del coche para parar a tomar un café, llevar un arma de repuesto o dejarla sin vigilancia para hacer otro menester, aunque solo sea unos minutos, puede acarrearte problemas serios.

La ley exige mantener siempre el control del arma

Según Valladolid, el hecho de olvidar un arma de caza o dejarla sin vigilancia «puede considerarse como una infracción al Reglamento de Armas e incluso ser valorada como una conducta incompatible con la tenencia y el uso de armas de fuego, lo que podría conllevar la denegación o revocación de la licencia».

El experto recuerda que el artículo 147.1 del vigente Reglamento de Armas establece que «los usuarios de las armas deberán estar en todo momento en condiciones de controlarlas». Esto significa que el propietario debe garantizar que el arma no quede sin supervisión o en un lugar donde pueda ser sustraída fácilmente.

Además, el apartado 2 del mismo artículo precisa que «queda prohibido portar, exhibir o usar las armas sin necesidad o de modo negligente o temerario». Dejarla en el maletero o sobre el asiento, aunque sea por un breve periodo, puede interpretarse como una falta de diligencia, sobre todo si el vehículo se encuentra en la vía pública.

Cazador cargando un rifle.
El cazador no puede dejar sin supervisión su arma ni un solo segundo, ni siquiera en el interior de un vehículo cerrado. © Israel Hernández

Sanciones de hasta 6.000 euros y retirada temporal de licencias

El artículo 156 del Reglamento es claro al tipificar como infracción grave «la omisión, insuficiencia o ineficacia de las medidas o precauciones obligatorias para garantizar la seguridad de las armas que posean los particulares». Las sanciones oscilan entre 300,51 y 3.005,06 euros, pero pueden elevarse hasta 6.010,12 euros si, como consecuencia, se produce el robo del arma.

«En esos casos», detalla Valladolid, «las sanciones serán de hasta 6.010,12 euros y retirada de las licencias o permisos correspondientes a aquéllas, de hasta seis meses de duración». En el caso de armas largas de ánima lisa, la multa puede ser de hasta 3.005,06 euros si la sustracción llega a producirse.

Una responsabilidad que va más allá de la sanción

El abogado recuerda que, además del perjuicio económico, un robo de arma registrado a nombre del cazador puede generar problemas legales adicionales si el arma se ve implicada en algún delito. Por ello, insiste en que las precauciones deben extremarse no solo por evitar una multa, sino por responsabilidad personal y social.

En definitiva, la normativa no deja margen al descuido: el arma debe permanecer bajo control y custodia segura en todo momento. Una simple distracción puede transformarse en un quebradero de cabeza administrativo, económico y judicial.

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