Con la llegada del otoño, miles de personas vuelven al monte en busca de setas y, con ellas, los paseos con sus perros por zonas donde abundan los hongos. Este hábito, tan común en estas fechas, encierra un riesgo que a menudo pasa desapercibido: la posibilidad de que los animales ingieran especies venenosas, atraídos por su olor, forma o color.

En las últimas semanas, la Real Sociedad Canina de España (RSCE) ha insistido en la necesidad de extremar la vigilancia. Los expertos recuerdan que no solo las setas vistosas son peligrosas. Algunas de las más tóxicas presentan un aspecto discreto, casi anodino, capaz de confundir a cualquier propietario que confíe en la apariencia como única referencia.

La organización estima que en España hay alrededor de 300 variedades con algún grado de toxicidad, aunque quince de ellas destacan por su peligrosidad tanto para perros como para personas. Entre las más conocidas figuran la están la Amanita phalloidesAmanita pantherinaAmanita muscariaAmanita vernaAmanita virosaCortinarius orellanusGyromitraClitocybeInocybeGalerina marginataPaxillus involutusEntoloma lividumOmphalotus oleariusBoletus satanas y Lepiota helveola.

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Riesgo silencioso y síntomas tardíos

Muchas de las toxinas presentes en estos hongos actúan de forma lenta, lo que dificulta el diagnóstico temprano. Los síntomas pueden tardar horas e incluso días en manifestarse, cuando el daño orgánico ya es notable y los tratamientos veterinarios pierden eficacia. En otros casos, el efecto es rápido y aparecen vómitos, diarreas o temblores en pocas horas.

Los veterinarios consultados por la RSCE recuerdan que, ante la mínima sospecha, debe actuarse de inmediato. «En el caso de que el dueño del perro tenga el mínimo indicio de que su mascota haya ingerido alguna seta venenosa, por protocolo se activa el mismo tratamiento que si hubiera comido chocolate», señalan. Si la ingesta es reciente y bajo indicación profesional, se recomienda provocar el vómito y acudir sin demora a una clínica.

Además, expertos en botánica advierten que incluso setas no tóxicas pueden albergar bacterias o microorganismos presentes en el suelo, capaces de causar problemas digestivos o infecciones en los animales.

Medidas de actuación y opciones veterinarias

En los casos en los que el tóxico ya ha comenzado a actuar, el tratamiento puede incluir la administración de carbón activo, sondajes o fluidoterapia. Los especialistas recomiendan, siempre que sea posible, llevar una muestra de la seta al veterinario para facilitar su identificación.

En los últimos años se han incorporado herramientas como Clevor, un colirio emético de uso veterinario que permite inducir el vómito de forma rápida mediante la aplicación ocular. El producto actúa en apenas diez minutos y evita procedimientos más invasivos, especialmente útiles cuando el tiempo apremia.

¿Hay setas seguras para los perros?

Los perros, como animales omnívoros, pueden consumir setas cultivadas —como el champiñón— dentro de una dieta equilibrada. No obstante, la RSCE recuerda que las proteínas animales deben suponer entre el 60% y el 80% de su alimentación. Todo lo demás debe administrarse con moderación y siempre con supervisión.

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El presidente de la RSCE, José Miguel Doval, subraya la importancia de prevenir durante los paseos otoñales: «La naturaleza en otoño es un escenario magnífico para disfrutar con nuestros perros, pero también es un entorno donde existen riesgos reales que a veces pasan inadvertidos». Añade que evitar la ingesta accidental «está en manos de sus dueños» y recuerda la importancia de actuar rápido.

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