Un restaurante del Bierzo ha sido el protagonista de una historia singular que refleja la generosidad y la pasión por el mundo micológico de su dueño. Roberto Diñeiro, del restaurante Mencía, ha encontrado un espectacular Boletus pinicola de 2,8 kilos en una zona alta de pinos y ha decidido donarlo a la Asociación Micológica Berciana Cantharelus, una entidad que le ha acompañado desde sus inicios como aficionado a la recogida de setas y que nació en el año 1996 para dar a conocer el fascinante mundo de la micología en la sociedad.
«Siempre es bueno ceder estas piezas tan especiales para que la gente aprenda», comenta a Jara y Sedal con humildad el restaurador, quien asegura que no vende las setas en el restaurante debido a que está prohibido. En lugar de comercializarlas, prefiere compartirlas con amigos y organizar meriendas, manteniendo así una relación cercana con el medio que le rodea.
Su pasión por el mundo de las setas va mucho más allá del simple hecho de comerlas. A lo largo del año, Roberto pasa muchas horas en el monte y subraya la importancia de respetar el entorno natural. «El que respeta, consigue», afirma. «Limpio las setas en el monte, tapo los agujeros y corto cuando toca y arranco cuando se debe arrancar. Si respetas, siempre habrá setas para todos». Además de su pasión por la micología, Roberto es pescador y tiene una excelente relación con los cazadores de la zona: «Guardo la comida que sobra en el restaurante y se la regalo a los cazadores para sus perros».
Un boletus de gran tamaño
Aunque el ejemplar de boletus de este año es impresionante, no es el más grande que ha encontrado. El año pasado recogió uno que duplicaba el tamaño del actual. Sin embargo, Roberto asegura que este 2024 promete ser un gran año para los aficionados. las setas, ya que, según afirma con entusiasmo, «este año las hay a patadas».
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Con su historia, el restaurador no sólo muestra su pasión por la micología, sino que también ofrece una valiosa lección sobre la importancia de cuidar el entorno y compartir lo que la naturaleza nos brinda. Para él, el respeto por el monte y la tradición son claves para asegurar que todos puedan disfrutar de las maravillas que ofrece la temporada de setas, a las que, además, dedica sus vacaciones. Una auténtica lección de vida que nos recuerda que, con generosidad y cuidado, la naturaleza siempre recompensa.